Mucho se ha venido hablando del crecimiento económico español de forma positiva últimamente (The Economist, …). La Tabla 1 muestra las principales previsiones macroeconómicas realizadas por el Banco de España en septiembre de 2025. Por un lado, el PIB crece bastante fuerte en 2024 y 2025 y se ralentiza en 2026 y 2027. Junto a ello, paralelamente, el empleo (en personas y en horas) también ha crecido bastante, lo que implica que el PIB por ocupado no varía en 2025 pero el PIB por hora aumenta aproximadamente 1,4%, a diferencia del resto de los años, donde van bastante parejos: hay más personas, más productivas por hora, pero que, como media, trabajan menos horas.
Pero vamos con otro aspecto que se menciona poco y es el sorpresivo crecimiento del consumo público hasta 2024 y su pérdida de peso relativa actualmente.
Tabla 1. Previsiones macroeconómicas del Banco de España. Septiembre 2025.
Fuente: Boletín económico del Banco de España, 2025/3T.
¿Qué es el consumo público? Tal como señala la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) en un documento muy interesante sobre el consumo público, es el “gasto en consumo final de las Administraciones Públicas, [y] constituye la principal aportación de las Administraciones Públicas al Producto Interior Bruto (PIB), desde la óptica de la demanda”. En efecto, “una de las principales funciones económicas que las AA.PP. deben desarrollar es la de ofrecer bienes y prestar servicios a la comunidad, ya sea para el consumo colectivo, como la administración de los asuntos públicos, la defensa y la aplicación de la ley, o para el consumo individual, como los servicios de educación, salud, ocio y cultura. Esta función pública vendrá cuantificada a través del Gasto en Consumo Final de las AAPP, más conocido como Consumo público.”
Más concretamente, la Tabla 2 recoge qué es y qué no es consumo público. Básicamente, es el gasto corriente (no inversión) realizado por las AA.PP. a cambio de algo, por ejemplo, el servicio prestado por un médico de Osakidetza a cambio de un salario. En cambio, una pensión no es consumo público; es una transferencia, esto es, dar un dinero a alguien que, a cambio, no presta un servicio (y con esto no quiero decir, por supuesto, que no se merezca su pensión). Aproximadamente la mitad del consumo público está destinado a la salud y a la educación, prestados principalmente por las comunidades autónomas. Después vienen con cerca del 10% del consumo público, los servicios públicos generales, orden público y seguridad y asuntos económicos, seguidos a cierta distancia por protección social, defensa, actividades recreativas, cultura y religión, protección del medio ambiente y, en último lugar, vivienda y servicios comunitarios. En España y en Euskadi el consumo público se sitúa en un 20% del PIB aproximadamente y suele ser bastante estable en general, salvo justamente en el período reciente, objeto de este post; el consumo privado suele estar alrededor del 60%, la inversión del 20% y el resto, las exportaciones menos las importaciones, suele moverse entre -3% (déficit) y +3% (superávit) aproximadamente. La parte más importante del consumo público son las remuneraciones de los asalariados, que supone en torno al 60% del consumo público. El siguiente gasto importante es el consumo intermedio, en torno al 25% del consumo público, que son “los bienes y servicios consumidos como insumos en un proceso productivo, excluidos los activos fijos, cuyo consumo se registra como consumo de capital fijo. Algunos ejemplos serían el gasto en alquileres, mantenimiento y reparación de activos fijos utilizados en el proceso productivo, suministros, material sanitario, vacunas, servicios de formación de personal encargados a un organismo externo, etc.” También, se incluyen la parte de los intereses pagados vinculados a los servicios prestados.
Tabla 2. Qué es y qué no es consumo público.
Fuente: AIREF (2017). ¿A qué nos referimos al hablar de Consumo público?
Y todo esto, ¿para qué? La Tabla 3 muestra que el importante crecimiento del PIB cercano al 3% en 2023 y 2024 ha estado muy basado en el consumo público (trozo amarillo). En 2023 prácticamente un 1% del casi 3% del crecimiento económico español fue debido al consumo público, lo que supone más de un tercio del crecimiento económico total. En 2024 estaría cerca de una cuarta parte de la contribución total. En cambio, ya en 2025 y años siguientes se mueve en cifras más habituales, en torno al 0,3-0,4% del PIB, ya que fuera de los períodos de crisis (2009 o 2020, por ejemplo) no suele tener mucho peso cuantitativamente hablando. El crecimiento económico basado en el consumo público es complicado, con cifras de déficit público y deuda pública elevadas, como es el caso español, por sus mayores implicaciones potenciales negativas sobre el crecimiento. Tal como se señala recientemente en este interesante post de CaixaBank Research (por Oriol Carreras Baquer), la mayor parte del aumento del consumo público ha sido por el gran aumento del consumo intermedio y, más concretamente, en Salud, Servicios públicos generales y Asuntos económicos. El aumento en Salud, a su vez, se debe al mayor gasto en Servicios hospitalarios, Servicios ambulatorios y Servicios de salud pública (coste de esos servicios más el coste de los productos, tales como el coste de los medicamentos o el coste del equipamiento médico). También, el aumento de los tipos de interés ha afectado indirectamente (Operaciones de deuda pública), así como los Servicios generales (no adscritos a ninguna función concreta) y Asuntos económicos (Transportes y otros).
Tabla 3. Crecimiento del PIB y contribución de los principales componentes.
Fuente: Boletín económico del Banco de España, 2025/3T.
Junto a ello se observa que la aportación de la inversión (formación bruta de capital, en verde) aumenta mucho este año y algo menos los años venideros, lo que es bueno, mientras que la aportación del sector exterior (en gris) pasa a ser negativa en 2025 y 2026, pero se neutraliza los próximos años.
Eso es lo que se espera. Veremos lo que el futuro incierto nos depara.