Asier Minondo
En un post anterior explicaba que el aumento de los aranceles de Estados Unidos a las importaciones de acero y aluminio desde España había provocado una caída menor a la esperada. Según los datos de la aduana estadounidense, en el periodo marzo-julio de 2025, las importaciones de acero de Estados Unidos desde España solamente habían caído un 9% con relación al mismo periodo del año anterior, cuando la caída esperada debería haber sido cercana al 30%. En el caso del aluminio, las importaciones, lejos de caer, habían aumentado un 18%. Los datos del mes de agosto de 2025 confirman estas tendencias.
¿Cómo se explica este inesperado comportamiento? Comencemos con el acero. Lo sorprendente en este caso es que, según la aduana española, durante el periodo marzo-agosto de 2025, España había reducido sus exportaciones de acero a Estados Unidos en un 26% con respecto al mismo periodo del año anterior. Esta cifra es mucho más cercana a la caída del 30% que señalaba en el párrafo anterior y, por tanto, es un comportamiento acorde al esperado. Sin embargo, según la aduana estadounidense, como he señalado antes, las importaciones de acero de Estados Unidos desde España solamente se habían reducido un 9%.
Una parte de esta discrepancia se puede explicar por la evolución del tipo de cambio entre el euro y el dólar estadounidense. El euro se apreció alrededor del 5% con respecto al dólar (es decir, nos daban un 5% más de dólares por cada euro) entre marzo-agosto de 2025 y el mismo periodo del año anterior. La apreciación del euro hace que una caída de las exportaciones en dólares sea menor que en euros. Por ejemplo, si las exportaciones caen de 1000 a 900 euros (un 10%), pero, al mismo tiempo, el euro se aprecia de 1,00 a 1,05 dólares por euro, la caída de las exportaciones, medidas en dólares, será solamente del 5,5% ((1000-945)/1000). Sin embargo, la apreciación del euro frente al dólar explica solamente una pequeña parte de la discrepancia entre la aduana española y la estadounidense. Otra explicación es que España, para evitar aranceles (o evitar unos aranceles más altos), esté exportando acero a Estados Unidos a través de otro país. En este caso la aduana española reportará una caída de las exportaciones de acero a Estados Unidos. Sin embargo, si la aduana estadounidense comprueba que, aunque proceda de otro país, el acero fue fabricado en España, lo computará como importaciones españolas. Otra posibilidad es que la aduana española no codifique un producto como acero cuando sale de España, mientras que la aduana estadounidense sí lo considere como acero. En este caso también las exportaciones de acero reportadas por España serían menores que las reportadas por Estados Unidos. En definitiva, si nos fiamos de los datos de la aduana española la caída de las exportaciones de acero a Estados Unidos sería la esperada. En cambio, si damos más crédito a la aduana de Estados Unidos, las importaciones de acero desde España han caído mucho menos de lo esperado. Por tanto, tenemos que esperar a que se realice un detallado análisis “forense” para determinar cuál de las aduanas tiene razón.
En el caso del aluminio, no se observan diferencias notables entre lo que reporta la aduana española y lo que reporta la aduana estadounidense. Ambas concluyen que se ha producido un crecimiento de las exportaciones españolas de aluminio a Estados Unidos. No tengo una explicación definitiva para este crecimiento; solamente puedo especular. Una posibilidad es que el aluminio que Estados Unidos importa desde España sea difícil de sustituir a corto plazo por la producción doméstica u otros suministradores extranjeros con menores aranceles, como por ejemplo el Reino Unido. Otra posibilidad es que existan acuerdos de suministro entre empresas españolas y estadounidenses que no se pueden romper en el corto plazo. En todo caso, el hecho de que hayan crecido las importaciones de aluminio desde España es una buena noticia para los productores españoles.