Asier Minondo
En este blog hemos argumentado muchas veces que la innovación, la investigación y el desarrollo son clave para que nuestras empresas sean más competitivas, se creen puestos de trabajo cualificados, mejore la productividad y, en definitiva, logremos mejorar el bienestar en nuestra sociedad. Por ello, existe un gran interés en conocer cuáles son los factores que impulsan la I+D+i. Un trabajo, publicado recientemente en la revista Quarterly Journal of Economics, ha contribuido a este debate analizando cuáles son las variables que favorecen que una persona se convierta en inventor.
El estudio define como inventor a aquella persona que tenga registrada, al menos, una patente a su nombre. El estudio, realizado con datos de Estados Unidos, analiza cuáles son las características al nacer de las personas que en su etapa adulta se convierten en inventores. Los autores muestran que las personas que nacen en familias con mayores ingresos, de raza blanca o asiática, y del sexo masculino tienen más probabilidades de ser inventores. ¿Por qué existe una correlación entre estas características personales y la probabilidad de convertirse en inventor? Los autores concluyen que esta correlación se explica por la exposición a la innovación: los hijos cuyos padres poseen una patente, trabajen en una industria que registra muchas patentes, o que residan en un vecindario donde haya muchos inventores tienen una mayor probabilidad de convertirse en inventores. En el caso de las niñas resulta especialmente positivo que hayan conocido a mujeres inventoras.
Las niños que nacen en el seno de familias más ricas, y que son de raza blanca o asiática, tienen más probabilidades de convivir con personas que se hayan dedicado al desarrollo de productos y servicios innovadores. Esto explica por qué estos niños tienen más probabilidades de desarrollar una patente en su vida adulta. Si las niñas nacidas en familias más pobres, de raza negra o de etnia hispana, tuviesen la misma probabilidad de convertirse en inventores que los niños blancos nacidos en familias ricas el número de inventores en Estados Unidos se multiplicaría por cuatro. Por tanto, los inventores que se pierden por no haber estado expuestos a la innovación durante la infancia es muy elevado.
Por ello, es muy importante que los colectivos más desfavorecidos puedan conocer de primera mano, también, las experiencias de personas que dediquen su vida a la innovación. Las escuelas pueden ser un lugar adecuado para que se produzca esta exposición. Asimismo, el fomento de la actividad científica entre las niñas y destacar la contribución de las mujeres al desarrollo tecnológico son acciones que pueden contribuir a que un mayor número de mujeres se dedique a la investigación. En este sentido, el Premio Ada Byron a la Mujer Tecnóloga de la Universidad de Deusto y el Proyecto Inspira Team, que fomenta la vocación científico-tecnológica entre las niñas, y en el que también participa la Universidad de Deusto, son acciones plenamente alineadas con esta estrategia.