“Todo el mundo puede llegar a hacerse millonario”. Con esta frase encabezaba el Diario Vasco el pasado 6 de marzo la entrevista con Miguel R. Forbes, responsable de desarrollo mundial de la revista que cada año publica la lista de las personas más ricas del mundo. El Sr. Forbes afirmaba que en la lista de personas más ricas había “muchos hombres hechos a sí mismos” (por ejemplo Amancio Ortega), lo cual, en su opinión, era un claro indicador de que todo el mundo puede llegar a hacerse millonario. Pero, ¿realmente es así?
Para responder a esta pregunta, los economistas y los sociólogos analizamos en qué medida la diferencia de ingresos entre dos personas adultas se explica por la diferencia de ingresos entre sus padres. Este coeficiente se conoce como la elasticidad intergeneracional. Si su valor es cero, la diferencia de ingreso entre los padres no tiene ninguna influencia en la diferencia de ingresos entre los hijos. En este caso, sí podríamos afirmar que todo el mundo tiene las mismas posibilidades de hacerse millonario, porque nacer en una familia rica o en una pobre no tendría ninguna influencia sobre los ingresos de un adulto. En cambio, si el valor de la elasticidad es uno, la diferencia de ingresos entre los padres explicaría toda la diferencia de ingresos entre los hijos. En este caso, solamente los millonarios pueden “llegar a hacerse” millonarios. Por tanto, para saber si el Sr. Forbes tiene razón o no tenemos que saber cuál es la elasticidad intergeneracional.
El profesor Milos Corak de la Universidad de Ottawa ha calculado esta elasticidad para diferentes países. Los países con una menor elasticidad intergeneracional y, por tanto, una gran movilidad social, son Dinamarca, Noruega y Finlandia, con un valor inferior a 0,2; los países con una mayor elasticidad y, por tanto, una menor movilidad social, son Perú y Brasil con valores cercanos a 0,6. España tiene una elasticidad de 0,4. Un dato interesante del estudio del profesor Corak es la elasticidad de Estados Unidos: 0,5. Esta elasticidad es muy superior a la de Dinamarca, e incluso superior a la de España. Este dato no casa bien con la idea del “sueño americano”, según el cual si se tiene talento y se trabaja duro todas las personas pueden hacerse millonarias. Según los datos de Corak el sueño americano es más probable que ocurra en Dinamarca que en Estados Unidos.
Tras analizar estos datos, ¿todo el mundo puede hacerse millonario? Depende. En Dinamarca sí parece que todo el mundo tiene las mismas oportunidades para hacerse millonario; en Perú, no; en España, a medias. Sin embargo, cuidado porque esta conclusión puede ser prematura.
El problema de las elasticidades que hemos comentado es que se calculan teniendo en cuenta solamente la relación entre los ingresos de dos generaciones, la de los padres y la de los hijos. Utilizar solamente dos generaciones puede infravalorar el coeficiente de elasticidad y, por tanto, sobrevalorar la movilidad intergeneracional. Permitidme que ponga un ejemplo para explicar este problema. Supongamos que el padre de Jon, un empresario de éxito, gana un salario elevado. Sin embargo, a diferencia de su padre, Jon ha decidido que quiere dedicar su vida a trabajar en una ONG, la cual solamente le puede ofrecer un salario muy modesto. En este caso la correlación entre el salario de Jon y el de su padre es muy pequeña y, por tanto, podríamos concluir que existe mucha movilidad intergeneracional (en este caso a la baja). Supongamos que Jon tiene un hijo: Markel. Como Markel tiene aptitudes para el mundo de los negocios, el abuelo le ayuda para que pueda realizar prácticas en diferentes empresas, le financia cursos en el extranjero, y una vez que ha completado su formación lo ficha para su empresa. Al llegar a la edad adulta Markel gana un salario elevado. Si comparamos el salario de Markel con el de su padre, vemos que no hay mucha correlación entre los mismos y, por tanto, podemos concluir que existe mucha movilidad intergeneracional (esta vez al alza). Sin embargo, si comparamos el salario de Markel con el de su abuelo no hay tantas diferencias y, por tanto, la movilidad intergeneracional es menor.
Hay pocos estudios que tengan datos de los ingresos de los abuelos, de los padres y de los hijos. Uno de ellos tiene datos de los ingresos de 901 familias de la ciudad sueca de Malmö desde el año 1938. Este estudio concluye que al incluir también la renta de los abuelos, la movilidad intergeneracional es un 70% inferior a la que se obtiene si solamente se compara la renta de los padres y de los hijos. Jason Long y Joseph Ferrie, en un estudio realizado para Estados Unidos y el Reino Unido, también concluyen que la movilidad intergeneracional se reduce notablemente si además del ingreso de los padres se tiene en cuenta el ingreso de los abuelos.
Otros estudios que no cuentan con datos de ingresos para distintas generaciones de la misma familia han utilizado los apellidos para estimar la movilidad intergeneracional. La idea básica es que si hace dos siglos los que se apellidaban Fitz-James Stuart ocupaban un status elevado en la sociedad (medido por su riqueza u ocupación), y si los que se apellidan Fitz-James Stuart también ocupan un status elevado en la actualidad, no existe mucha movilidad intergeneracional. Pues bien, estos estudios muestran que el coeficiente de elasticidad se sitúa entre el 0,7 y el 0,8, cifras muy superiores a las que comentábamos anteriormente. Además, no parecen existir muchas diferencias entre países.
En definitiva, ¿todo el mundo puede hacerse millonario? Claramente algunos tienes más probabilidades que otros.