Asier Minondo
Para los que tenemos ya algunos años, Indiana Jones es el mejor exponente del arqueólogo-aventurero que combina inteligencia y valor para encontrar objetos de un enorme valor histórico, como el Arca de la Alianza o el Santo Grial. Los economistas también tenemos nuestros Indiana Jones particulares. Sin embargo, hoy no les quiero hablar de una persona, sino de una ecuación.
En economía, sabemos que el comercio entre dos países es mayor cuánto más grandes, económicamente, sean estos países y menor sea la distancia entre ellos. Esta relación es similar a la que determina la atracción gravitatoria entre dos cuerpos. Por ello, la ecuación que determina el comercio bilateral se denomina ecuación de gravedad. En un artículo publicado recientemente en Quarterly Journal of Economics, un grupo de economistas e historiadores utiliza la ecuación de gravedad para hallar, como Indiana Jones, ciudades pérdidas.
En el Siglo XIX antes de Cristo, los mercaderes asirios realizaban numerosas transacciones comerciales entre ciudades ubicadas en la península de Anatolia, la actual Turquía. Los historiadores han conseguido identificar algunas de estas ciudades, pero otras no se han descubierto aún. Para hacerlo, los autores del artículo utilizan la información sobre las transacciones comerciales que los asirios dejaron grabadas en tablas de arcilla. Esta información permite estimar el número de transacciones comerciales que se realizaba entre ciudades de la Península de Anatolia. Algunos registros hacen referencia a intercambios comerciales entre ciudades que ya han sido descubiertas, mientras que otras hacen referencia a ciudades que no se han descubierto aún.
En primer lugar, los autores utilizan solamente las transacciones entre ciudades cuya ubicación ya se conoce. Aplicando una variante de la ecuación de gravedad, los autores determinan en qué medida la distancia entre dos ciudades reduce el número de transacciones comerciales entre ellas. A continuación, a partir de este parámetro, y del número de transacciones entre una ciudad cuya ubicación se conoce y las ciudades pérdidas, los autores son capaces de establecer la ubicación geográfica de éstas últimas.
Con las ubicaciones calculadas por la ecuación de gravedad en este artículo, los arqueólogos e historiadores poseen una información adicional muy valiosa para determinar dónde deben situar sus excavaciones y hallar las ciudades perdidas. ¡Para que luego digan que la economía es una ciencia lúgubre!