Seguro que más de una vez os habéis preguntado, “Y a mí, en los años que todavía espero vivir ¿qué nuevos avances tecnológicos me quedarán por ver?, ¿ropa que no hay que lavar ni planchar?, ¿viajar a Australia en menos de un hora?, ¿hablar en euskara pero que un chip traduzca automáticamente mi voz al inglés?”.
Al hacerme esta pregunta, siempre había pensado que una de las cosas que me quedaban por ver eran los coches sin conductor. Al igual que en la serie “El Coche Fantástico” yo creía que en un par de décadas yo también podría tener un coche al que le pudiera decir “Kit, llévame a casa”. Lo que no sabía era que los coches sin conductor ya son casi una realidad. Y tampoco me había dado cuenta de las enormes consecuencias económicas que los coches sin conductor pueden tener sobre la economía.
Ya en Octubre de 2010, Google anunció en su blog que había equipado unos coches con cámaras de vídeo, radares, láseres para identificar el tráfico y el Google Maps, y los había convertido en coches totalmente autónomos. Es más, Google anunciaba que ya había hecho alrededor de 224.000 kilómetros con estos coches. Para que la gente no se llevase un susto, y para cumplir con las exigencias legales, habían sentado una persona en el asiento del conductor, pero en realidad esa persona no conducía.
A día de hoy, según informaba el semanario The Economist en su número del 20 de abril, el Google-Car ya lleva más de 700.000 kilómetros recorridos. Que se sepa, los Google-Car solamente han tenido dos accidentes. En el primero un Google-Car golpeó por detrás a otro coche. Según afirmó un portavoz de Google, en el momento del accidente la persona que estaba sentada en el asiento del conductor sí estaba conduciendo. En el segundo accidente, el Google-Car fue golpeado por detrás por otro coche mientras esperaba que el semáforo se pusiese en verde. También el coche que provocó el accidente iba conducido por una persona. Si queréis ver el coche en acción, podéis pinchar sobre este vídeo. En él una persona que ha perdido el 95% de su visión utiliza el Google-Car para ir de su casa a un restaurante, luego a una lavandería y después de vuelta a casa. Gracias a la fiabilidad que está demostrando el Google-Car, los Estados de Nevada, Florida y California ya han dado permiso para que circule, en periodo de prueba, en carreteras abiertas.
Supongamos que para dentro de algunos años el Google-Car supera todas las pruebas, los países aprueban una legislación que permita circular a coches sin conductor, y que los coches que vayan equipados con esta tecnología tengan un precio competitivo. ¿Cuáles pueden ser las consecuencias económicas de estos coches sin conductor?
La primera consecuencia es que se reducirían enormemente los accidentes de tráfico. Más de un millón de personas pierden la vida por accidentes de tráfico en el mundo, y en muchos países, los accidentes de tráfico son la primera causa de muerte entre los jóvenes. La mayoría de los accidentes de tráfico se deben a errores humanos. Los coches sin conductor, con una visión de 360 grados, tienen una percepción y una capacidad de reacción mucho más rápida que la de los humanos. Además, los coches sin conductor no se cansan, no se distraen, no beben alcohol y respetan las señales de tráfico. De hecho el ingeniero jefe del proyecto del Google-Car, Sebastian Thrun, tomó la decisión de dedicar su vida a desarrollar un coche sin conductor tras perder a los 18 años a su mejor amigo en un accidente de tráfico.
Como la capacidad de reacción de los coches sin conductor es mucho más grande que el de las personas, la distancia que habrá que dejar entre los coches será mucho más pequeña. Como los ciclistas, los coches podrán ir en pelotón, y al ir “a rueda” necesitarán menos energía para moverse. Al ir en pelotón las carreteras podrán soportar una carga muy superior de coches y se reducirán los atascos. Por otra parte, debido a que se reduce enormemente el riesgo de accidentes, los coches se podrán fabricar con materiales mucho más ligeros, lo cual, junto con el ir en pelotón, permitirá una caída muy importante en el consumo de gasolina. Sin embargo, como me señaló mi compañero de blog Iñaki Erauskin, si se reduce el precio de los coches y aumenta el atractivo de viajar en ellos, quizá acabemos teniendo más coches, y otra vez vuelvan los atascos y el consumo excesivo de gasolina.
Una segunda consecuencia de los coches sin conductor es que ya no habrá necesidad de sacarse el carnet de conducir, lo cual tendrá un impacto muy negativo sobre las autoescuelas. Como la probabilidad de tener un accidente será mucho menor, seguramente la cuota del seguro del automóvil también bajará. De hecho, es probable que las compañías de seguros penalicen a las personas que no utilicen en sus coches el piloto automático. Es más, algunos analistas han sugerido que dentro de algunos años, cuando se demuestre que el Google-Car conduce mucho mejor que las personas, algunos países pueden tomar la decisión de prohibir que las personas conduzcan. Así mismo, como los coches respetarán las normas de tráfico, ya no habrá que pagar multas de tráfico (en todo caso, ¿quién sería el responsable: Google o el dueño del coche?), y se podrá reducir el número de policías de tráfico.
Éstas son algunas de las consecuencias económicas de los coches sin conductor. Pero hay muchas más. Algunas son buenas y otras, quizá, no sean tan buenas para ciertos colectivos. Si te interesa conocerlas nos vemos en tres semanas.