Probablemente uno de los mayores placeres de trabajar (bien sea en casa o en la profesión a la que te dediques) sea el poder disfrutar de ese cafecito nada más llegar al trabajo o a medio día (o del colacao fresquito o del te/infusión rico rico y con fundamento para los que no tomamos café). En otro post ya escribí sobre el impacto positivo que puede tener dicha pausa café sobre la productividad, cuando se hace de manera conjunta con los compañeros de trabajo. Sin embargo, no todo podía ser positivo, y sí, el hecho de tomar café tiene también asociado un impacto negativo… que todos y cada uno podemos enmendar fácilmente. Generalmente, cuando tomamos el cafelito en el trabajo, nos vamos o bien a la cafetería o cantina de la empresa, y por lo general el envase en el que nos sirven dicha bebida es un envase desechable.
Un estudio del Comité de Auditoría Ambiental del Reino Unido muestra cómo a pesar de la creencia popular de que están hechos de cartón reciclado, estos envases contienen un revestimiento de polietileno por medidas de salubridad y de seguridad. Dicho material supone un problema a la hora de su reciclaje, pues el plástico y papel necesitan ser separados para su tratamiento individual. Además, el polietileno es resistente a la degradación por lo que podría tardar hasta 30 años en descomponerse.
En la sede donostiarra de Impact Hub, una de las redes más grandes del mundo enfocadas en construir comunidades innovadoras y emprendedoras para lograr un impacto social, y que está presente en más de 100 países en 5 continentes, se está realizando un proyecto de prevención y reducción de residuos derivados de emplear materiales de un solo uso en las cafeterías de las universidades guipuzcoanas. Actualmente, en el campus de Donostia de la Universidad de Deusto, se consumen al día 250 envases, sólo en la cafetería (esto no incluye los envases de las máquinas de café que hay distribuidas por el campus). Estos datos corresponden al estudio que hizo Impact Hub antes de la pandemia, y por lo tanto no aplican a la situación de excepcionalidad actual, ya que la cafetería del campus está cerrada, naturalmente. Haciendo un cálculo aproximado (250 días lectivos por año), se estima que al año se consumen más de 60.000 vasos de un solo uso. Sí sí, estás leyendo bien. 60.000 vasos. Y eso sólo en la cafetería de la Universidad. Si extrapolamos esta aproximación al resto de las universidades de la ciudad, al resto de empresas ubicadas en Donostia, o al resto de empresas y universidades ubicadas en Gipuzkoa o en Euskadi… los datos son abrumadores.
Algunos datos adicionales en relación a los envases de un solo uso son los siguientes:
El impacto que generas por tomarte ese cafecito que tan bien te sienta es fácil de calcular. Si un vaso de café tarda en descomponerse entre 65 y 75 años… calcula cuántos cafés te tomas al día y multiplica por el número de días que vas a trabajar. Ahí tienes una estimación de tu huella medioambiental. Impresiona, ¿verdad?
Poder reducir dicha huella, sin embargo, es sencillo, y sobre todo, está en tu mano. El Impact Hub nos proporciona una solución denominada Kikara (taza en euskera). La kikara es una taza sostenible y se basa en un sistema de economía circular que permite la circulación de las kikaras en el campus. Cada usuario recibe una tarjeta kikara anónima (por un importe de 10€) en el momento de inscribirse en el sistema. Una vez inscritos, los usuarios presentan la tarjeta al pedir un café en la cafetería, de manera que se intercambia la tarjeta por el café. La tarjeta se recupera al devolver la kikara en la cafetería, y cuando el usuario decide devolver la tarjeta kikara, recupera los 10€.
Fuente: https://proiektuenazoka.org/edukiak/uploads/2019/09/INFORME-DESCARGABLE-KIKARA-1.pdf
Aunque la producción de un vaso reutilizable como la kikara también tiene su correspondiente coste ambiental, la diferencia entre la vida útil de un vaso reutilizable frente a la vida útil de los vasos desechables (15 minutos, o lo que una persona tarde en tomarse un café) intensifica la brecha ambiental entre ambos procesos. Así, la propuesta de kikara sustituye no sólo materiales tóxicos y contaminantes utilizados para la producción de vasos desechables, sino también los procesos de todo el ciclo de vida.
Si la kikara no te pareciera conveniente, entonces la alternativa que tienes a tu mano es llevarte una taza de tu casa al trabajo y cada vez que te vayas a tomar un cafelito, pedirles a las personas de la cafetería que te lo sirvan allí. Es lo que suelo hacer yo, y no veas el éxito que tiene cuando los alumnos me ven en la cafetería con una taza con corazones.
Fuente: mi tacita de corazones