Con la llegada del nuevo curso muchos padres se habrán preguntado si no sería conveniente comprar un ordenador para su hijo. Esta pregunta suele plantearse especialmente cuando los hijos cumplen los 10/11 años y las “etxekolanak” empiezan a aumentar. Solemos pensar que con un ordenador y una conexión a Internet nuestros hijos podrán tener acceso a la Wikipedia y similares, y así tener más información para realizar los trabajos que les pidan en clase. Además, con el ordenador podrán escribir los trabajos en Word y preparar las presentaciones en PowerPoint. Sin embargo, también sospechamos que con el ordenador habrá más posibilidades de que pierdan el tiempo jugando con la última demo o leyendo la última entrada de Fulanito en Tuenti. ¿Qué hacemos? ¿Compramos el ordenador o no?
Los estudios que han analizado esta cuestión señalan que hay una correlación positiva entre tener un ordenador en casa y el rendimiento académico. Sin embargo, este resultado no prueba que los ordenadores mejoren el rendimiento escolar. Puede ocurrir que los niños que tengan un ordenador en casa pertenezcan a familias con un mayor poder adquisitivo, y que este mayor poder adquisitivo permita a las familias pagar clases particulares a sus hijos. En este caso, serían las clases particulares y no el tener un ordenador en casa lo que explicaría el mayor rendimiento escolar. Para estar seguros de que los ordenadores mejoran el rendimiento escolar tenemos que hacer un experimento.
El diseño del experimento sería el siguiente: seleccionamos un grupo de alumnos que no tiene ordenador en casa y lo dividimos en dos subgrupos. Los dos subgrupos tienen que ser iguales, como media, en características como la edad de los alumnos, su situación familiar, renta y educación de los padres, etc. A los alumnos del primer subgrupo les damos un ordenador y a los del segundo no. Después del curso comparamos los resultados académicos de los dos subgrupos.
Este es el experimento que realizaron los profesores Fairlie y Robinson de la Universidad de Santa Cruz en 15 escuelas de California. ¿Cuál fue el resultado del experimento? El resultado es que no se produjo ninguna diferencia en el rendimiento académico entre los alumnos que habían recibido el ordenador y los alumnos que no lo recibieron: las notas medias de los dos subgrupos fueron iguales y los alumnos de los dos subgrupos suspendieron, como media, el mismo número de asignaturas. Además, no se observaron diferencias por asignaturas: la igualdad en el rendimiento académico se produjo tanto en lengua como en matemáticas. El estudio concluyó también que los alumnos con ordenador en casa no tenían una mayor probabilidad de entregar sus “etxekolanak” a tiempo, ni un mayor conocimiento en el uso del ordenador o de algunos programas informáticos.
En definitiva, los padres que han comprado un ordenador a sus hijos con la esperanza de que mejore su rendimiento escolar quizá hayan sido demasiado optimistas. La lectura positiva del estudio para muchos padres cuyos hijos ya tienen ordenador es que el tiempo que nuestros hijos pasan en Internet no reduce el tiempo que dedican a las “etxekolanak”.
Como reflexión final, yo creo que este experimento pone de manifiesto que quizá hay cosas más importantes para el aprendizaje que el disponer de ordenadores en casa o en el colegio. Antes de la crisis, cuando parecía que nos sobraba el dinero, los gobiernos se embarcaron en programas muy ambiciosos para llenar las aulas con ordenadores. Quizá hubiera sido mucho mejor invertir ese dinero en la pieza clave del aprendizaje: los profesores.