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Alto nivel de confianza, poca regulación y el síndrome del Dodo

Desde la llegada de Trump a la Casa Blanca, no pasa una semana sin que nos lance una bala. Al hombre le gusta sacudir los fundamentos sobre los cuales el mundo -sobre todo occidental- se ha regido en las ultimas décadas.

Como tal, Trump representa al americano que no teme romper con convenciones establecidas (i.e., “las reglas existen para ser cambiadas”), y que está dispuesto a conseguir lo que quiere peleándose con quien haga falta (i.e., “competir sin renunciar al combate, enseñando que no tiene aversión al riesgo”). Asimismo, su actitud y sus decisiones son una muestra de no temer los conflictos: i.e., “si -para conseguir una mejoría o un nuevo status quo- tenemos que buscar la confrontación: así sea” (“el fin justifica los medios”). “America: land of the free and home of the brave!”

Sin embargo, si miramos un poco más allá, su actitud también se puede entender como un déficit de confianza en que pueda conseguir mejores condiciones para su país en el tablero mundial a través del dialogo y la cooperación. En términos generales (y no con relación a la psyche de Donald Trump -que daría para otros posts), esta falta de confianza puede ser un “problema” -dentro de la sociedad estadounidense, tanto entre las personas y en las instituciones- que viene de lejos. La película “Bowling for Columbine”) de Michael Moore del año 2002 es una buena prueba de ello. En dicha producción, Moore concluyó que la razón principal por la que tantos ciudadanos estadounidenses tenían permisos de armas y armas propiamente dichas era la falta de confianza entre la población. Adicionalmente, sondeos del PEW Research Center han mostrado que, durante décadas, la confianza de los ciudadanos estadounidenses en sus respectivos gobiernos ha ido cayendo.

A continuación, como ya se ha indicado en otras ocasiones, la forma de pensar y actuar de Trump es “transaccional”. Más allá de que esto quiere decir que interpreta cada relación y cada intercambio como un negocio que puede y debe ser beneficioso para los intereses americanos (y si no la hay, no va hacia delante), esta mentalidad -y el anteriormente mencionado déficit de confianza- influye(n) en el empeño, la rapidez y la contundencia con el que intenta influir en asuntos que no son de su gusto.

El detonante para ver este talante de Trump en toda su crudeza es el orden mundial del que forman parte los EE. UU. Ese orden mundial, tal como lo encontró al ser investido, no le gustó. ¿Y qué hace un gobernador o una administración que no tenga confianza en que pueda arreglar las cosas de forma amistosa y que tiene mentalidad transaccional? Imponer o levantar escollos para que las cosas vayan más en la dirección que desea … actuar en base a command and control, intentar erradicar lo inseguro y/o lo desagradable en lugar de lidiar o convivir con ello, aplicar “hard skills”, y movilizar profesionales legalistas y militares. Brevemente: ser intervencionista.

Consiguientemente, a pesar de que Estados Unidos (y con ellos el partido republicano) han sido tradicionalmente un valedor del pensamiento económico liberal y el libre negocio (i.e., no ser intervencionista), el comportamiento de Trump enseña precisamente el lado “bajo nivel de confianza – alta intervención regulatoria” que (por lo que explicamos arriba) también puede ser característica de una nación como los EE. UU. En este contexto, no hay que entender high regulation en plan “micro-management” y “big brother is watching you”, pero si en cuanto a contundencia y en plan “ante una situación no deseada, anteponemos law and order y optamos por decisiones unilaterales”.

Como tal, el déficit de confianza y el pensamiento transaccional forman una pareja natural: lleva a aplicar contratos, sanciones, etc. para cambiar una situación por medio de acciones correctivas que deben surtir efectos inmediatos. Y no se hace dentro de un marco estable, buscando soluciones dentro de ello, sino rompiéndolo.

Su antípoda sería la combinación de alta confianza, un pensamiento relacional, y una actitud de cooperación, alianzas, acuerdos y multilateralismo para evitar una carga regulatoria o romper la estabilidad. Es una actitud que tradicionalmente es más propia de la Unión Europea.

Si combináramos el ítem “confianza” con el de “regulación” en forma matricial, podríamos pensar en los siguientes cuadrantes con los indicados países como posibles representantes:

 

Baja confianza

Alta confianza

Baja regulación

Estados fallidos y frágiles

Unión Europea (en particular, países Nórdicos)

Alta regulación

EE.UU.

China

 

China es un evidente caso de “alta regulación”, desde el “micro-management” de la vida de sus ciudadanos hasta la regulación del acceso a su mercado por parte de entes extranjeros. Su faceta “alta confianza” puede resultar sorprendente desde una óptica europea, pero al ser una sociedad donde se prescribe el comportamiento que cada uno (ciudadano y sector público) debe seguir, las actuaciones de los miembros de su sociedad resultan altamente previsibles.

Rusia, por su parte, quedaría en el eje “alta regulación” con un nivel de “confianza” que puede estar mas cerca del nivel de los Estados Unidos que el de China.

Como se ve, Europa, presumiblemente ayudado por 80 años de relativa paz en nuestro continente, se quedaría como un caso atípico entre las potencias mundiales en cuanto a su modus operandi respecto a ¿cómo abordar asuntos internacionales? Tanto en el “conflicto” de Ucrania como ahora ante los aranceles de Trump, Europa prefiere soluciones pacíficas, aunque los “agresores” no hagan mucho caso a estas tácticas.

Esperemos que a la postre Europa no quede retratado como el Dodo: un ave que, al haber vivido mucho tiempo sin amenazas, se confió y perdió su capacidad de volar. Cuando luego tuvo que convivir con el hombre, cayó presa a su indefensa y su incapacidad de tomar acciones eficaces para evitar su extinción.

 

Bart Kamp

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Hausnarketa eta eztabaida gure errealitate ekonomikoaz /Reflexión y debate sobre nuestra realidad económica

Sobre el autor

"Donostiako Deustu Business Schoolen eta Lehiakortasunerako Euskal Institutoan, Orkestra-n, dihardugun lau unibertsitate irakasle eta ikertzaile gara. Blog hau sortzera bultzatu gaituena zera da: modu ulerterraz, zorrotz, kritiko eta burujabean egindako hainbat gai ekonomikori buruz gogoetak plazaratzea, gai horiek gure bizitzan eta gu parte garen gizartearenean eragin handia dutelakoan". --------------------- "Este blog pretende reflexionar sobre diferentes cuestiones económicas que nos afectan como personas y como sociedad, de una manera divulgativa, rigurosa, crítica e independiente. Somos cuatro profesores que desarrollamos nuestra actividad académica en la Deusto Business School en su campus de San Sebastián y en el Instituto Vasco de Competitividad, Orkestra. Blog sobre economía de Asier Minondo, Iñaki Erauskin, Bart Kamp y Jon Mikel Zabala".


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