Alberto Moyano
Sesenta años después de la puesta en marcha de ‘la solución final’ a la
cuestión judía, el periódico iraní Hamshahri ha iniciado una especie de
concurso de caricaturas sobre el Holocausto. Dicen que, más que nada,
es para probar hasta dónde llega la libertad de expresión en Occidente.
En principio, la idea es buena. De hecho, las caricaturas podrian
formar de una exposición itinerante sobre el antisemitismo que, por lo
visto, que ni se crea ni se destruye, sólo se transforma. Pero la
verdad es que tras publicarse la primera viñeta, firmada por un tal
Davoud Kazemi, mucho va a tener que subir el nivel. El dibujo en
cuestión –de una simpleza desarmante– muestra a un palestino vestido
con una túnica de rayas azules y blancas –como los prisioneros de los
campos– y rodeado de alambre de espino. Más allá de la hipérbole
histórica, no parece que el autor derroche ingenio.
Más interesante para acercarnos a la realidad de Irán es la exposición
de fotografías de Céline van Balen en el nuevo EspacioDV (c/San Martín,
5 de Donostia). Los retratos de las jóvenes iraníes remiten
directamente al popular cómic ‘Persépolis’, de Marjane Satrapi, obra de
referencia en Occidente para acercarte a lo que ha sido y es la vida de
la juventud iraní en el Teherán de los ayatollahs. Merece la pena darse
una vuelta.