Alberto Moyano
La mañana ha traído la noticia de la desactivación de un artefacto
explosivo de los de mecha en el teatro Alfil de Madrid, programado para
estallar cuando actuara Leo Bassi, con ‘La Revelación’.
Lo cierto es que si indagas, tes despistas. ¿Quén ha podido poner la
bomba? El cómico cuenta con la oposición de la agrupación Alternativa
Española y de grupos hipercatólicos que consideran “blasfema” la obra.
Sin embargo, eso no aclara quién ha puesto la bomba. La ultraderecha no
ha podido ser porque todo el mundo sabe que, merced a una transición
ejemplar, en España no hay ultraderecha. Y los grupos hipercatólicos
tampoco han podido ser porque poner bombas es pecado. ¿El comando
Voltaire? ¿El Grapo? ¿La kale borroka? ¿Se ha negado Bassi a pagar el
impuesto revolucionario? ¿Habrá sido Al Quaeda? ¿Quizás los templarios?
En estos tiempos confusos, no hay pistas. Sea quien sea, vaya por
delante la más enérgica condena y el habitual profundo rechazo sin
paliativos. Hay quien piensa que se trata de una estrategia promocional
del propio Bassi. Pero qué abyecto es todo.