Alberto Moyano

El programa de Teledonosti ‘La ciudad se mueve’ vivió anoche uno de sus debates más vivos a cuenta del macrobotellón convocado para hoy en la plaza Zuloaga de San Sebastián. El encuentro a cinco bandas comenzó con vocación de convertirse en un diálogo carmelita, pero las llamadas de los espectadores, más numerosas y agudas que nunca, rápidamente incendiaron la tertulia. Entre los participantes, hubo quien comenzó calificando el botellón de “estupidez que no comprendo” y acabó desafiante en plan: “Y si esta noche voy a la plaza de Zuloaga con una botella de Coca-Cola y otra de vino, a mí nadie me puede decir nada”. Estuvo también Ainhoa Goikoetxea, hostelera de la Parte Vieja, que acaparó buena parte de los varapalos de los espectadores. Comenzó esgrimiendo su licencia de barera y terminó exactamente igual. Estuvo muy graciosa cada vez que recordó que los menores tienen prohibido beber alcohol tanto en los bares como en la calle, como si adolescentes abstemios se convirtieran en bebedores de cubatas con tan sólo cumplir dieciocho años. Y rozó el delirio cuando aseguró que en los bares también se pueden tomar refrescos, lo cual es muy cierto. Lo que no dijo cuantos puede aguantar una persona normal, pongamos ella misma, a lo largo de una noche.

Tampoco faltó quien describió una situación apocalíptica con una juventud agónicao-cirrótica y hasta puede que estuvieran acertados quienes recordaron que los adultos tambén beben habitualmente, pero probablemente patinaron cuando situaron este hecho en el origen del botellón. No importa. Finalmente hubo consenso sobre la necesidad de impulsar alternativas de ocio y valores nuevos entre la juventud. En el aire quedó la duda de cuáles habrán de ser esas alternativas, esos valores y, sobre todo, quién se encargará de implantarlos.