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Alberto Moyano

El jukebox

Günter Grass

Alberto Moyano

La confesión voluntaria de Günter Grass sobre su pasado en las filas de
las Waffen-SS está levantando una polvareda a la altura de las
circunstancias. Además del strip-tease biográfico de Grass, algunos
también han decidido no dejar pasar la ocasión para retratarse. Por un
lado, está la grandeza moral. El periodista polaco Adam Michnik puede
ser un buen ejemplo. Por otro, la pureza virginal, tipo Lech Walesa.
Hay otros, como Joachim Fest, autor del libro en el que se basó la
película El hundimiento y experto en la época nazi, ya se ha apresurado
a declarar que «nunca le compraría a Grass un coche usado», a la vez
que cuestiona la oportunidad de la confesión, vinculándola a la campaña
publicitaria que acompañará el libro autobiográfico del último Nobel
alemán. Curiosamente, Fest firma sus declaraciones a pie de página,
recordando que, precisamente en septiembre, sale también su
autobiografía, titulada ‘Yo no’.
También los hay que aprovechan la confesión para emprender una especie
de ajuste de cuentas con el escritor, pero éste no es el caso del
periódico sensacionalista ‘Bild’ que, sencillamente, se ha lanzado a
degüello, entrevistando a antiguos compañeros de armas de Grass, que
confiesan no haber conocido en aquel momento al joven Günter, pero que
se despachan sobre lo horroroso que tuvo servir en las SS. El rotativo
anuncia también para hoy el inicio de una nueva serie. ¿La adivinan?
Pues sí: «Las Waffen-SS». No es nada personal. ‘Bild’ hubiera hecho lo
mismo con cualquiera.
De la confesión de Grass, tres cosas llaman la atención: 1) Los 61 años
que ha tardado en efectuarla; 2) Los motivos que le llevaron a
ofrecerse como voluntario en la Wehrmacht –«Quería huir el agobio
familliar»–; y 3) El hecho de que se diera cuenta»de que estaba en las
Waffen-SS (…) quizá al llegar a Dresde».
A Dresde llegaron bastantes compañías de las SS. Algunas de ellas
habían servido en el campo de exterminio de Treblinka. De hecho, su
experiencia en la cremación masiva de cadáveres, por el sistema de
crear piras a base de cuerpos, raíles y vigas de cemento
cruzados,  resultó extremadamente útil para evitar la propagación
de enfermedades cuando la ciudad alemana quedó como un plato de
escombros a causa de los bombardeos aliados.


agosto 2006
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