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Alberto Moyano

El jukebox

Migoya desactivado

Alberto Moyano

Las voces indignadas que en la primavera de 2003 se alzaron contra el
escritor Hernán Migoya por atentar contra los derechos de la mujer en
su relato ‘El violador’ del libro ‘Todas putas’ quizás no tenían
previsto convertir en libro en un fetiche y a su autor en la enésima
promesa de la literatura joven, pero lo cierto es que lo consiguieron.
Migoya fue utilizado de piedra y lanzado con su editora, Miriam Tey,
que en aquellos tiempos era directora general del Instituto de la Mujer.
Todo aquella indignación parecía un poco forzada y, de hecho, tenía
pintas de sobreactuación porque trataba de resucitar un debate superado
mucho tiempo atrás: ¿Puede un escritor meterse en la piel de un asesino
sin ser acusado de asesinato? ¿Son neonazis el director de una película
como ‘El hundimiento’ y su actor protagonista, tan sólo por interpretar
a Hitler? El caso es que a Hernán Migoya se le acusó de violador, el
libro se infló de publicidad gratuita y hasta trataron de arrastrar al
autor a debates televisivos para que defendiera en directo que las
mujeres son seres inferiores.
Pasada la marea, el escritor trató de continuar su carrera literaria y
hasta publicó una novela, ‘Observamos cómo cae Octavio’, de la que
nadie ha oído nunca hablar. Ahora, Migoya vuelve a las librerías, esta
vez convertido en caricatura de sí mismo, con ‘Putas es poco’, otro
libro de relatos en el que, a la vista del escaso éxito obtenido como
‘autor normalizado’, vuelve al género que le hizo famoso, en versión
autoparódica.Ya desde la portada, en la que el autor aparece disfrazado
de mujer y con un ojo morado, queda claro que Migoya ha optado por
aliarse con su propia caricatura a ver qué saca en limpio de todo
esto.  Y, por supuesto, entre los veinte relatos hay uno titulado
‘El violador 2’ (La secuela). Patético no es quizás la palabra
adecuada, pero sí la primera que te viene a la mente.


enero 2007
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