Alberto Moyano
La dimisión de María de la Peña al frente de la directiva de la Real rubrica la interminable sucesión de despropósitos que, en última instancia, el accionariado ha perpetrado cada vez que ha tenido ocasión. Es agua pasada.
Ahora, parece que el futuro pasa por la adquisición de un paquete suficiente de acciones por parte de un grupo chino -quién no los iba a decir-. Podría ser peor: al hijo de Gadafi también le interesa mucho todo esto del fútbol.
Y eso que para los profanos en materia de altas finanzas, resulta extraño el interés que la Real pueda despertar entre los financieros, incluso en el caso de que sean chinos. Dicho de otra forma: pudiendo comprar cualquier otro equipo no se entiende muy bien cómo alguien puede querer adquirir la Real.
Quizás su hombre en Donostia no les ha informado bien del deplorable estado del club o quizás es que subestiman la capacidad del entorno blanquiazul para pulverizar directivas. De hecho, si la operación finalmente se consuma, no resulta aventurado augurar que en el plazo de unos meses los ejecutivos chinos estarán bebiéndose la noche donostiarra, quizás en compañía de Coleman, para celebrar la evaporación de sus inversiones.
La Real siempre ha sido un equipo -recuperemos la palabra que en estos tiempos parece proscrita- pobre, pero hasta eso hay que saber serlo. Los expertos habituales aconsejaron el suicidio como única forma de salvación. En la compra masiva de jugadores perplejos y en la conversión en Sociedad Anónima Deportiva dilapidó sus últimas señas de identidad. “Es que si no, nos vamos a Segunda”, decían. Bueno. Ya estamos en Segunda y, sin embargo, esto no ha acabado. Antes, esa Real que según el lugar común atesora lo mejor de Gipuzkoa, deberá hacer la calle, en busca de ingresos que sumar una vez más a la sempiterna ayuda institucional.
A estas alturas, ¿alguien sabe lo que es la Real? ¿Alguien sabe lo que necesita y para qué? ¿Un Gran Timonel? ¿Quizás un Gran Salto Adelante? ¿Maoísmo Pensamiento Coleman? El 3 de enero elecciones. Que Confuncio nos asista.