Alberto Moyano

La inagotable oferta pop de San Sebastián sigue creciendo: La Oreja de
Van Gogh anuncia su fin, tal y como hasta ahora lo conocíamos, aunque
no su desaparición. De hecho, la propuesta se duplica.
Por un lado, la cantante, Amaia Montero, se dispone a iniciar su
carrera en solitario; por el otro, el resto del grupo continúa adelante
con su trayectoria y anuncia disco con nuevas canciones para el próximo
año. Quién las cantará es algo que por el momento se ignora.
Se trata de la crónica de una separación anunciada. De hecho, desde que
el grupo donostiarra publicó su primer disco, del que se despacharon
algo así como 700.000 copias, los rumores de abandono por parte de la
rubia han sido constantes y las tentaciones para que consumara,
innumerables. ¿El motivo? Bueno, puede que algunos cerebros de la
industria musical vieran al resto del conjunto como un estorbo en la
carrera de una chica con futuro.
Lo cierto es que la ¿separación? ¿escisión? ¿pelea? es un hecho
anunciado ya por ambas partes, que obvian las supuestas malas
relaciones internas para cruzarse una enorme cantidad de parabienes y
buenos deseos mutuos de cara al futuro, incierto para todos se mire
como se mire.
Tras lo de Duncan Dhu, ahora esto. ¡Qué injusto es el mundo del pop!
Menos mal que –salvo brote esquizofrénico– parece improbable que la
historia se repita con Alex & Ubago.