Alberto Moyano
Planeará la sospecha sobre cualquier documental televisivo que se realice sobre la vida de Juan Carlos de Borbón. Se intuye que, como aquel periodista del corazón, estos reportajes valen más por lo que callan que por lo que cuentan. Al fin y al cabo, la biografía imparcial de un monarca en tiempo real -es decir, mientras dura su reinado- es un género inédito en la Historia.
En este sentido, el trabajo que anoche emitió Antena 3 con motivo del próximo 70 cumpleaños del monarca no aportó nada nuevo a lo ya sabido. Sin embargo, y al margen de los habituales tópicos sobre su papel en la transición, el 23-F o su carácter jatorra, volvieron a surgir algunas cuestiones más espinosas pero también inevitables.
Afloraron durante el reportaje los estudios del infante en San Sebastián, en los que no destacaba como mejor alumno del grupo, pero “porque no pretendía serlo”, según aclaraba el que por enconces fue su profesor, por no hablar de episodios como su noviazgo con Gabriela de Saboya, abortado al alimón por Franco y Don Juan, o su posterior matrimonio con Sofía de Grecia, cuya estrecha sintonía ideológica con el Generalísimo no se sabe si es un elogio o todo lo contrario.
Otro asunto espinoso fue el accidente que costó la vida a su hermano Alfonso, un suceso sobre el que giran varias versiones, todas ellas tan perfectamente posibles como inverosímiles. La ofrecida anoche explicaba que Juan Carlos disparó contra una puerta en el momento en el que su hermano menor la abría. “Una posibilidad entre un millón”, decía el documental. Efectivamente, tanto es así que el suceso llevó al propio padre del futuro rey a hacerle jurar sobre el cadáver de su hermano que no lo había hecho a propósito, en lo que debe ser una aguda muestra de eso que llaman sentido de estado.
Tampoco faltaron en el documental algunas narraciones de sucedidos y anécdotas que admiten dos, tres o más lecturas, y no todas inocuas. Por ejemplo: “Tuve que hacerme el tonto durante veinte años”, contaba Santiago Carrillo que le había confesado el Rey en una ocasión, y la verdad, así contado, parece mucho tiempo de impostura.