Alberto Moyano

“Una semana trepidante. Estuve en China. Superbien, pero casi no llego a la Feria del Erotismo del Kursaal. ¡Qué gozada! Todo gente supermaja, en pelotas y siempre con la sonrisa en la boca. Parecía las duchas de Zubieta.

¡Superbien! No había visto tanto ‘calvo’ desde que se piró Pako. Hubo un malentendido cuando apareció miseñora y me encontró hablando con dos señoritas en desabillé. Nada sucio. Una mera aproximación con los temas recurrentes: que si cómo ven a Mérida, que si había estado Salva por aquí y, en definitiva, que si creen que hay equipo para subir a Primera. ‘Da’, contestaban a todo y de ahí no las sacabas. Debían ser rusas, aunque -qué raro-, no conocían a Karpin.

La señora K lo entendió a la primera. No obstante, quise compensarle por el susto. La llevé a la sala hot,. Una decoración señorial. Me decía: ‘Mira, ése es Dinio, ése es su hermano gemelo. ¿No podrías tenerlos atados?’ Claro, me hice el loco. Por cierto, me salió superbien.  Luego aparecieron varios artistas grandes o incluso grandísimos. En tanga. Un corte principesco. Traspuesta, la señora K hacía números y echaba cuentas: ¡Qué pena que no trajiste a Zigic. El juego que hubiera dado!’. Luego compré unos aparatejos de cuero para el gimnasio de Zubieta. Nada. Un detalle para los chicos.

En fin, que entre una cosa y otra me he puesto romántico y me he dicho: lo único que quiere la gente es un poco de cariño, ¡Qué demontre! ¡Que uno tiene una educación ! ¡Que ‘Los Soprano’ me han marcado! ¡Y que mañana es San Valentín! Y me he puesto a pedir perdón, así, a lo loco, como siempre: a Oliva, a Pako, a directores y a periodistas. No he dicho nada de los jugadores. Me disculparé personalmente, mañana, en Zubieta. En las duchas. Que se preparen. ¡Vi-va-el-a-mor!”