Alberto Moyano
Hay que reconocerlo: epatar a estas alturas en el mundo del arte no es fácil y conseguirlo en la Feria Arco es tarea de titanes. No obstante, la inventiva de los artistas en este terreno crece exponencialmente año tras año.
Antonio Ortega se ha ganado un hueco en la crónica que hoy publica ‘El Correo’ gracias a su retrato de Yola Berrocal desnuda. Si Ortega practicara el realismo el cuadro sería sólo ligeramente más indigesto que el de Yola vestida, pero hay que reconocer que el hombre atesora una potente vena creativa: el resultado se parece tanto a la Berrocal como el ‘Guernica’ a Gernika.
La información del diario vizcaíno va acompañada de declaraciones del pintor, algunas enigmáticas -“me gusta su forma de pensar”-, otras inquietantes -“al final no es mi musa, es mi alter ego”- y hasta alguna ingeniosa -«ella es a la duquesa de Alba, como yo soy a Goya»-. Y podría haber añadido: “Y como Arco es al Prado”.
Que el mercado artístico es un planeta impredecible, sin pies ni cabeza, en el que los peligros acechan por doquier es algo sabido, pero sobresalta al leer las declaraciones de la customizada ‘sex-bomb’: «Que conste que mi escultura se ha visto en el Museo de Arte
Contemporáneo de Roma y en la Bienal de Pontevedra». Mejor no preguntar de qué escultura habla porque hay abismos a los que es mejor no asomarse.
El lienzo, de improbable comprador al margen de cuál sea su precio, se muestra en el stand de la galería Elisabeth & Klaus Thomau, de
Viena. «Pareceré un gilipollas -admite Ortega-, pero yo quería exponer con
una galería extranjera, y el caso es que lo he conseguido». La otra posibilidad es que no haya galería española capaz de devaluar al infinito toda su producción exhibiendo al lado el insólito cuadro.