Alberto Moyano
Como los mejores informáticos, lo primero que ha hecho Carme Chacón a su llegada al Ministerio de Defensa ha sido ordenar al personal que apague y encienda el ordenador. Y es que la inteligencia militar no recurría a internet para interesarse por las prestaciones del nuevo helicóptero Cougar o del M-16 de última generación, sino para navegar por las webs de ‘As’ y ‘Marca’.
Tampoco es para tanto. Al fin y al cabo, estos periódicos son el último refugio del titular castrense, tipo “Guerra sin cuartel”, “infierno otomano” o “Arrasaron”, referidos -claro está- a las gestas deportivas de los equipos españoles. Que la tropa echara un vistazo a la página de ‘Intervíu’ no sorprende tanto como que la ministra no haya prohibido también la de ‘Cosmopolitan’, aunque sólo fuera en homenaje a la paridad.
La tercera pata del banco de las páginas prohibidas es un portal de subastas en el que se ignora qué interés puede tener la soldadesca, a no ser que hayan extraviado la invicta bandera de Perejil y la estén buscando.
En fin, que las medidas tomadas por Chacón atacan directamente a los tradicionales mecanismos de identificación entre el Ejército y la sociedad a la que defienden. Sin embargo, lo más alarmante ha sido la excusa ofrecida para justificar la medida: “Se colapsaban las líneas”. Pues que pidan asesoramiento a las comunidades autónomas, buena parte de cuyo funcionariado vive prácticamente instalado en la red de redes, sin que sus servicios se hayan visto afectados pero es que ni un pelo.