Alberto Moyano
ZP es esencialmente pesado. Muy pesado. Probablemente, siempre lo haya sido, pero sin duda, se benefició entonces de que veníamos de Aznar y ahora, de que compite con Rajoy, en rigor, dos adormideras.
Eligió una mala noche el programa de TVE ’59 segundos’ para suprimir el micrófono interruptus que sube y baja. Libre de cronómetros, el presidente dio rienda suelta a su discurso más plano ante seis periodistas que asentían incansablemente, cual perrito piloto.
Zapatero mareó o se mareó con conceptos como crisis, recesión o frenazo económico, en unos tiempos en los que si no hay algún organismo que rebaja las previsiones gubernamentales de crecimiento para este año es que estamos en día festivo. Y tras jurar una vez más que nunca negociará con los terroristas, dejó vía libre para que los periodistas presentes se pusieran en evidencia preguntándole si el poder le va a cambiar o interesándose por el estado de su “corazón socialista”.
ZP defendió la presencia de mujeres en su gobierno, pero exhibió ‘tics’ que han sido duramente criticados por su entorno como prueba de machismo, tal que llamar simplemente “Soraya” a la portavoz parlamentaria del PP.
El primer gobierno con mayoría de mujeres ha sido mayoritariamente aplaudido y en ese punto, se refirió Zapatero al ejemplo de los países nórdicos y tal y cual.
Pero si espera el presidente que la composición de su gobierno afecte en algo a las cifras de mujeres maltratadas o asesinadas que se registran aquí año tras año, entonces lo tiene clarinete. Así lo demuestran precisamente los datos estadísticos que en este terreno padecen los países a los que aludió como ejemplo paritario.