Alberto Moyano
Telma Ortiz ha calificado el acoso sufrido por parte de los medios de
comunicación de auténtico “infierno”, en lo que se antoja una
utilización del sustantivo de similar rigor a cuando se lo aplican a, por ejemplo, la
Segunda División. Impropio, en todo caso, de una persona que sirve a las órdenes de una ONG en Filipinas.
La hermana de Letizia Ortiz alega, en su demanda ante los tribunales
contra una treintena de medios, que no es un personaje público y
que nadie conoce a los hermanos de los presidentes del Gobierno. Lleva
razón, pero sólo en parte. Los hermanos del presidente del Gobierno no
acuden a actos oficiales ni posan para las cámaras en los mismos. De
hecho, el
interés mediático que pueda despertar Telma Ortiz es similar dentro o fuera de esas citas.
Por lo demás, ejemplos hay para todo, y si rara es la aparición en
prensa y
televisión de familiares de Urdangarín, también es cierto que el
hermano de Marichalar ha convertido su condición, no ya en oficio, sino
en todo un arte adornado por la motonaútica, un
complemento imprescindible en el que se dan cita aventura,
ecologismo y otras tendencias posmodernas.
Los tribunales fallarán en unos días, pero este asunto -como, en
general, todos los relacionados con la monarquía- no tiene nada que ver
con la justicia. La ofendida continuará concitando el interés de las
cámaras por las mismas razones -sean éstas cuales sean- que Jesús Ortiz
sabe que la sanidad pública en lo que a él respecta ya es historia o
que nunca dará con sus huesos en una residencia de
ancianos porque siempre habrá un destino mejor para el padre de la (futura) reina, por poner un par de ejemplos de signo contrario al denunciado
por la hermana. Puede que sea algo irracional y seguramente ajeno a la voluntad de sus protagonistas, pero es así.
El revuelo elevará previsiblemente el caché de las imágenes e
informaciones en torno a Telma, mientras que su hermana continuará
desempeñando un papel cuya valoración general dependerá casi en
exclusiva del tratamiento que le otorguen esos mismos medios
denunciados.