Alberto Moyano
1) Antonio Banderas continúa sin dormir. Llegó ayer a Donostia de gaupasa tras una cena en apoyo -y en presencia- de Barack Obama. A esta opiácea experiencia, suficiente como para desvanecer al más espitoso, le siguió un vuelo transoceánico en el que, por razones desconocidas, no pegó ojo. Tampoco se sabe muy bien por qué, pero ya en San Sebastián ha pasado la noche en vela y tan sólo ha echado una cabezadita entre las once y las doce de la mañana, momento en el que -con estética nouvelle vague, según propia confesión- ha asistido a la entrega del Premio Nacional de Cinematografía a Javier Bardem.
2) La diferencia entre tú (y yo) y una estrella es que tú (y yo) miramos hacia atrás en nuestra vida y sólo vemos caos, decisiones equivocadas y casualidades. En cambio, a una estrella le pides la retrospectiva de su vida y ante sus ojos desfilan sus orígenes humildes, su años de lucha, soledad, incomprensión y un enorme esfuerzo por abrirse camino que finalmente es recompensado generosamente con un éxito que sirvió para abrir camino a los que vinieron detrás. El secreto de tan autocomplaciente percepción radica, según Banderas, en “amar profundamente aquello que haces”. El riesgo de sobredosis por ingesta masiva de ‘American Way of Life’ es evidente.