Alberto Moyano

1) Por el especial que TeleDonosti dedica a diario al Festival de Cine pasaron anoche el fotógrafo Pedro Usabiaga y la peluquera Elise. Si el primero ofreció una reflexión jugosa sobre la falta de ambiente nocturno durante el certamen, la segunda -cuyas apariciones por la tele local alcanzan siempre la categoría de memorables- disparó al aire y empezaron a caer patos.

2) Usabiaga lamentó la mortecina noche donostiarra, incluso o sobre todo, durante el Festival de Cine. Citó el ejemplo de Cannes, en donde una empresa parisina de relaciones públicas se encarga de todo, incluidas las apariciones sorpresa o los microconciertos inesperados, tipo U2, y lamentó la celebración de una fiesta elitista en un festival que presume de popular, como fue la estirada cuchipanda que Loewe montó anoche en Tabakalera. Todo discutible, pero todo interesante.

3) Elise, que aplaudió en bambalinas a Usabiaga, profundizó en la herida. La peluquera afirmó que las estrellas que visitan el Festival “están cobrando una fortuna” que deberia obligarles a alejarse de las zonas reservadas y ser más campechanas con el público. Aseguró que Banderas sí que es majo, honesto y fiel a sus raíces, pese a confesar de inmediato que no ha cruzado palabra con el actor en su vida. Y se presentó como la peluquera de las estrellas del certamen -“yo no les llamo, me llaman ellos a mí”-, pese a que, tal y como se anunció el primer día y demostraba un reportaje emitido ayer mismo en el propio programa, la peluquería oficial del Festival es Kimetz, propiedad de Javier Jauregi. No le temblaron las piernas a Elise para asegurar que son muchas las cabezas privilegiadas quea diario pasan por sus manos, aunque por discreción, no quiso dar nombres.

4) La jornada que cerraba hoy la proyección de películas a concurso no pasará a la historia. Kim Ki-duk, lamentablemente, decepcionó. ‘El nido vacío’, del argentino Daniel Burman, es lo peor que un servidor ha visto en esta edición del Zinemaldia. Podría haber sido la enésima vuelta de tuerca al tema de la crisis matrimonial cuando los hijos dejan el hogar, pero ni hay vuelta ni hay tuerca.