Alberto Moyano
Además de ser el único hombre cuya belleza no avergonzaba admitir a los hombres heterosexuales, Paul Newman atesoraba otras muchas virtudes. Aquí va una de ellas:
Si alguna vez un marciano te pregunta qué es la risa, renuncia a explicárselo y muéstrale una escena de ‘Dos hombres y un destino’. En ella, el mentado Paul y Robert Redford se encuentran al borde de un acantilado -y al fondo del barranco, los ‘rápidos’ de un río- , perseguidos de cerca por los hombres de la Agencia Pinkerton. Sólo les queda una opción: saltar. Sin embargo, Redford se niega. “Es que no sé da nadar”, alega para explicar sus dudas.
Entonces, Paul Newman, que hace un segundo está preocupadísimo por su comprometida situación, rompe a descojonarse hasta que acierta a preguntarle: “Pero, ¿qué te hace pensar que sobreviviremos al salto?” Y sigue riéndose con una ganas y una expresión que nunca se han vuelto a ver en pantalla grande.