Alberto Moyano

Osakidetza ampliará en breve el horario de petición de cita previa para acudir a la consulta mediante un sistema telefónico automático. El horario actual es de ocho a ocho, de lunes a viernes. Mediante la nueva maquinita, el Servicio Vasco de Salud descongestionará “algunos problemas puntuales y específicos”.

Sea cual sea la inversión, vale la pena. Es lo que se llama “un paso en la dirección adecuada”. Cuando uno requiere atención sanitaria, los politonos de “llamada en espera” y no digamos nada “comunicando” tienen efectos devastadores en los sistemas nervioso e inmunitario.

De hecho, lo ideal sería extender este sistema automático a la prescripción de recetas -una tarea casi rutinaria en el caso de los jubilados- e incluso a la formulación de diagnósticos. Y si estamos de acuerdo en que en medicina lo importante es el toque humano también lo estaremos en que en este punto, ninguna persona puede sustituir la labor que realiza una máquina.

Una máquina, todo hay que decirlo, que no sea sustituida a los tres años por otra más innovadora. No. Una máquina que esté al tanto de nuestro historial médico y de nuestras preferencias en materia de farmacología, que sepa de nuestra alergias y que conozca a nuestros hijos prácticamente desde la primera ecografía, que pregunte por el abuelo y que, en caso de enfermedad irreparable, nos hable con claridad y que, ante la pregunta inevitable que todo facultativo debe afrontar – “doctor, ¿cuánto me queda?”-, responda, no ya con sinceridad, sino con absoluta precisión: “Seis meses, dos días y cuatro horas”. No es ciencia-ficción. Los paquetes de tabaco ya casi lo hacen.

Estamos hablando del mítico y ya casi extinto médico de familia de toda la vida, pero en versión 5.0. En resumen: los últimos avances científicos envueltos en ese afecto y calor humano que sólo un contestador automático está en condiciones de proporcionar a cincuenta pacientes diarios. Y con una ventaja añadida: la discreción, de modo que en caso de enfermedad venérea, no esté enterado todo el pueblo a las 24 horas, excepción hecha de que intervenga el ‘hacker’ local, claro.