El presidente Zapatero se desplazó ayer por fin hasta el Congreso para debatir sobre la crisis económica y, de paso, admitir por sorpresa que es “arriesgado” precedir cuándo terminará.

En realidad, no debe serlo mucho cuando el propio ZP ha fijado sucesivamente y por lo visto sin demasiada base el fin de la recesión para el primer trimestre, para el primer semestre, para fin de año y para comienzos del que viene, sin que la confirmación de que estaba siempre equivocado le haya acarreado mayores consecuencias.

A un ritmo de 7.000 parados más cada día, el presidente juega con las fechas y modifica los plazos con la despreocupación del albañil que llama puntualmente al terminar la jornada para comunicarnos que mañana se pasa definitivamente y sin falta.

En todo caso, a estas alturas del año la acumulación de predicciones erróneas por parte de Solbes y su jefe han conseguido que captemos a la perfección el mensaje: nadie tiene repajolera idea de cuándo terminará la crisis, pero lo más probable es que acabe cuando finalice.

Mucho más punzante estuvo Rajoy. Desmintiendo esa aureola de indolente que le acompaña allá donde va, Mariano echó mano de las enseñanzas de ‘El extraño caso de Benjamin Button’ para avanzar hacia atrás en el tiempo y presentarse en el Congreso con la respuesta a la intervención de ZP escrita y fotocopiada cuando ésta aún no se había producido. En artes escénicas, a esto se le llama teatro del absurdo; en psiquiatría, diálogo de besugos.

Por otra parte, nadie podrá reprochar a Rajoy que las reyertas internas en el PP le hayan robado un minuto de su tiempo a la crisis. De hecho, los ejercicios de escapismo que a diario se ve obligado a realizar el gran Rajoy harían palidecer de envidia al mismísimo Houdini por la naturalidad con la los ejecuta y su infinita capacidad de ampliar el repertorio.

El debate de ayer no sirvió para aclarar gran cosa en torno a la situación económica pero sí confirmó lo que ya todos sospechábamos y que se puede resumir en el siguiente mensaje: “No sabemos cuándo se producirá la recuperación económica pero descuiden: ese día, nosotros, sus señorías, seguiremos aquí”.