El objetivo de una campaña electoral es radicalmente democrático: igualar a todos los ciudadanos. Por supuesto, el proceso se lleva a cabo siempre por su nivel más bajo. Lo ideal sería dirigir contra cada votante su propia campaña personalizada, pero como a día de hoy aún no resulta posible, se aplica indiscriminadamente el esquema de “cada ciudadano común es un perfecto idiota”.

Y lo que quizás no es cierto al comienzo de la quincena electoral, sí lo será a su término. Si la campaña ha sido correctamente ejecutada, el día 1 de marzo el elector vasco acudirá a las urnas con el cerebro sumido en el estupor.

A nadie se le escapa que lo que está en juego en esta ocasión es si el lehendakari será Ibarretxe o López. El primero se presenta bajo el lema “Ahora más que nunca”, siendo “ahora” el 1 de marzo y “nunca” las elecciones de 2001, las que la tragicómica alianza de Jaime Mayor Oreja y Nicolás Redondo Terreros obsequió al candidato del PNV con un bono extra de 150.000 votos.

Patxi, por su parte, se presenta como el candidato del mestizaje, demostrando así hasta qué punto se puede degradar un concepto, una vez que ha sido vaciado de contenido. Su lema es el espeluznante “Haz que suceda”, más propio de esas niñas en camisón que pueblan las películas de terror que de un hombre hecho y derecho.

Y hasta aquí los protagonistas. Luego viene Antonio Basagoiti, que empezó diciendo que ya a los cuatro años quería ser lehendakari, rebajó luego sus expectativas a tres consejerías y comienza ahora su campaña con un “Hay solución”, más dirigido a Rajoy que a los electores. De hecho, es Mariano quien se la juega en los comicios vascos -y gallegos- dada la larga fila de correligionarios que se dispone a practicarle la eutanasia para evitar que bata todos los récords de líder político en estado vegetativo.

En cuanto a los candidatos de Eusko Alkartasuna, Ezker Batua y Aralar, sus papeles podrían reducirse a puros personajes de reparto y sin frase. Y para colmo, UPyD les robará todo el protagonismo, pese a que en el mejor de los casos -para el partido de Rosa X- sus resultados serán previsiblemente muy inferiores.