En ‘El lector’, el personaje de Hannah, interpretado por Kate Winslet, es juzgada en los años sesenta por las atrocidades que cometió como guardiana de Auschwitz y en otro pequeño campo próximo a Cracovia.

En la vista oral, el fiscal relata que las guardianas tenían a su cargo un grupo de prisioneras esclavizadas en el trabajo. Cada mes, enviaban a sesenta de ellas al exterminio, para dar cabida a una nueva remesa. “Llegaban nuevas mujeres y había que hacer sitio”, se excusa, o mejor, se explica, Hannah ante el tribunal.

Cambiando completamente de tema, Carmen A. Cobos relataba ayer en una Carta al Director en DV, cómo su hijo de doce años “diagnosticado de un cáncer con mal pronóstico”, acude al centro de Salud de Amara Berri para rehabilitar esas piernas atrofiadas a lo largo de los meses que ha permanecido en cama recibiendo la quimioterapia.

El médico que sigue la evolución del niño en el centro le dice a su madre, según relata ésta, que “él seguiría, pero que tengo que entender que hay una lista de espera y que, además y, teniendo en cuenta la enfermedad que tiene, hay otros que necesitan también los cuidados de rehabiliación y que le podrán sacar más provecho”.

No hay más preguntas. El testigo puede retirarse.