Lo que parecía una jornada de caza se ha convertido quince días después en una sesión de ruleta rusa. Cuando el por entonces aún ministro Fernández Bermejo disparaba sobre algo que se movía en la espesura ignoraba que estuviera haciéndolo sobre sí mismo. Lo que pasa es que el proyectil ha tardado un par de semanas en llegar a su destino.
Sea como fuere, el incidente cinegético se ha revelado letal para sus practicantes. Bermejo, fuera de combate, y Garzón, en casa, con la tensión por las nubes y obligado a inhibirse de la antaño conocida como trama del PP y a partir de ahora llamado caso del tiro por la culata.
Hay que decir que Bermejo, llamado a ser el hombre que desatascara la Justicia española, deja a su paso el coto convertido en un erial: tres huelgas de otros tantos sectores de su negociado -funcionarios, secretarias y jueces-, ninguna ley sacada aprobada, problemas con la licencia de caza, confusiones geográficas entre Ciudad Real y Andalucía y una colección de respuestas desabridas y enfrentamientos que la oposición ha coleccionado con paciencia.
Basagoiti ha aprovechado para abrir una nueva línea de sospechas al felicitarse por el cese de don Mariano, el hombre que -ha dicho- “abrió los ayuntamientos a ETA”. A la luz de este dato tan grave, no sería descartable que Bermejo aprovechara su mítica caza con Garzón para evacuar consultas acerca de su situación procesal con el magistrado
Informado de la dimisión de Bermejo, Rajoy apenas acertaba a expresar su satisfacción ante los micrófonos. Por momentos, parecía que Mariano no come Mariano. Finalmente, Federico Trillo puso las cosas en su sitio. El caso es que la de hoy ha sido la primera jornada de triunfo para la derecha española en los últimos seis años. El hecho de que haya tenido que caer en 23-F demuestra que el ex ministro es un hombre de colmillo muy retorcido.