Tras la comparecencia de Rajoy el lunes pasado en los estudios de Antena 3 TV para someterse a las preguntas de la jefa de informativos de la cadena, anoche le tocó el turno al presidente Zapatero.
ZP llegó al plató sin apenas tiempo de quitarse de encima cualquier resto orgánico de Fernández Bermejo, difunto políticamente tras su dimisión como ministro de Justicia aunque aún de cuerpo presente por cuanto conservará su escaño.
El hecho de que los acontecimientos se precipitaran horas antes obligó a Gloria Lomana a actualizar su cuestionario. No faltaron las referencias a cúando supo el Gobierno que la crisis era grave -una cuestión recurrente que ya empieza a aburrir casi tanto como la de ‘cuándo supo EE UU que Japón atacaría Pearl Harbour’-, ni al viaje que Magdalena Álvarez realiza a Siberia para ver cómo afrontan allí los temporales de nieve -algo sí como si la FAO acudiese a El Bulli para estudiar la mejor forma de combatir el hambre en el mundo-.
En el intercambio de preguntas y respuestas, el presidente dejó escapar la idea que subyace a un estado de ánimo siempre alto pese a la crisis: todo da igual porque la oposición agoniza sitiada por los escándalos, las elecciones quedan muy lejos y la hipótesis de perderlas resulta inverosímil.
En el campo del humor y a la luz de lo sucedido hace un año en Navarra, bordeó el humor al asegurar que los posibles pactos postelectorales en Euskadi los decidirá el PSE porque su confianza en PatxiLo es ilimitada.
Por lo demás, ZP y Lomana mantuvieron en el plató un auténtico duelo de cruce de piernas que seguramente se saldó con tablas. El presidente, oculto tras su mirada Pumuky; la presentadora, subida a unos tacones de dominatrix. La entrevista pretendió ser incisiva, pero ZP se aburrió.