El PP ha anunciado que el ex vicepresidente económico del Gobierno
Rodrigo Rato estará este domingo de interventor en una mesa electoral
guipuzcoana, probablemente, en Irun.

Esto será, claro está, si el juez Garzón no lo ha encarcelado antes del
domingo por su presunta implicación en alguno de los mil y un
chanchullos que estos días ponen cerco al Partido Popular. De
consumarse el arresto, seguramente acudirá a la mesa electoral sus
sustituto natural, Manuel Pizarro.

Enhorabuena, pues, a todos los agraciados con un empadronamiento en
dicho colegio electoral. Rumores sin confirmar apuntan a que Rato se
ofrecerá a realizar la declaración de la renta a todos los ciudadanos
que acrediten haber respaldado con su voto la candidatura de Arantza
Quiroga.

Lo que resulta inaudito es que, con la que está cayendo, el PP opte por
situar en una mesa electoral, con pegatina del partido en el pecho y a
la vista de todos, a un ex gerente del Fondo Monetario Internacional y
actual consejero de uno de los principales bancos españoles. Cada uno
tiene los héroes que se merece. En todo caso, las habilidades
acreditadas por Rato en el mundo de los números exigirá máxima atención
al resto de los interventores durante el recuento de votos.

Lo único seguro es que, de proceder, los resultados obtenidos por el PP
en esa mesa electoral serán arrojados a la cara de Mariano Rajoy por
sus correligionarios, apenas haya concluido el recuento, como prueba
irrefutable de su falta de liderazgo.