«Como buen donostiarra, invierto una parte del período estival el verano en atender a los turistas que por estas fechas -se ponga como se ponga y diga lo que diga el gremio de hosteleros- abarrotan ya nuestras calles.

‘¿Habla usted mi idioma?’, suelen preguntar los más timoratos, quizás desorientados por la camiseta de Kukuxumusu. ‘Of course’, respondo dando por hecho que se trata de un ciudadano del mundo, a la par que demostrando de golpe y porrazo mi  total dominio del monolingüismo en varios idiomas.

Peor lo llevo con los más incisivos, que obviando el contexto y saltándose cualquier tipo de protocolo ,te interpelan a gritos, incluso desde la otra acera: ‘¡Disculpe!, ¿es usted español?’. Antes de responder a esta peliaguda cuestión suelo dar un margen de tiempo a mi interlocutor por si desea añadir las distintas opciones contempladas en el muestreo, básicamente reducidas a ‘mucho, bastante, poco y nada’. Tras simular que me encuentro inmerso en un mar de dudas, termino por responder: ‘En muy raras ocasiones y nunca si es posible evitarlo, ¿en qué puedo ayudarle?’

En su investigación antropológica sobre el donostiarra criado en cautividad, nuestros visitantes han incorporado este año a su cuestionario una nueva duda. Así, acaba de empezar julio y ya he atendido tres veces a la pregunta de ‘¿podría indicarme cómo llegar a Igeldo’. ‘Por supuesto -replico -, pero dígame, caballero, ¿se refiere a la cuna de nuestro nuevo alcalde, o quizás al encantadoramente vetusto, que no rancio, parque de atracciones?’.

Un último grupo lo conforman los ‘metafísicos’, fácilmente detectables por cuanto suelen interesarse por la estación de autobuses, una cuestión de índole espiritual ya que si bien, como sucede con el alma, todos tenemos una, en nuestro caso resulta de complicado determinar su localización exacta.

En cualquier caso y sea cual sea la pregunta fornulada, siempre acabo enviándoles en la dirección opuesta, un intento como otro cualquiera de aumentar las pernoctaciones mediante el desesperado recurso consistente en evitar por todos los medios que completen nuestro circuito turístico en el par de días habituales».