En apenas unas horas, la Policía Municipal ha resuelto el misterioso caso de la desaparición de los dos muñecos de cartón que el candidato ‘popular’ Ramón Gómez Ugalde había instalado en una calle de Amara. El hecho de que se los hubieran llevado agentes del propio cuerpo no hace sino aumentar el reconocimiento social que merece la diligencia con la que han actuado en sus investigaciones.
A estas horas, los dos monigotes permanecen en dependencias policiales, en régimen de incomunicación, a pesar de lo cual, se han negado a declarar. De hecho, no han abierto la boca más que para repetir una y otra vez nombre, número de placa y “vota a Ramón Gómez”.
La iniciativa del candidato del PP ha servido al menos para sacar a la luz una nueva restricción a las actividades ciudadanas en plena calle, por cuanto si el contribuyente ya no puede ni abandonar recortables en las aceras, cabe preguntarse a qué queda reducido su derecho a la expresión artística de sus inquietudes y, en definitiva, al ‘happening’.
En estos momentos de vulneración de derechos fundamentales, sólo cabe recurrir a los clásicos: “Primero vinieron a por los municipales, pero yo no hablé porque era de la OTA / Después vinieron a por los candidatos a la Alcaldía y yo no hablé porque bastante tenía con presidir la comunidad de vecinos / Después vinieron a por los muñecos, pero como yo no era de cartón no dije nada / Finalmente, vinieron a por mí pero afortunadamente, los agentes de pega de Ramón Gómez me salvaron”.