Alberto Moyano
El descarte integral que la Academia de Cine de EE UU ha realizado con
la apalizante ‘Volver’ en las nominaciones de los Oscar es un acto de
rigurosa justicia y además puede servirle de coartada ante eventuales
acusaciones de malgusto. La opción, que valdría la pena tan sólo por
imaginar el pésimo perder que ostenta el multipremiado Almodóvar,
ayudará a resituar esta obra del manchego en su justa medida y a
revisar conceptos como el de genialidad. Del naufragio se salva una
nominada Penélope Cruz que, efectivamente, es doblada en su canto, pero
que, en contra de lo que se ha dicho, no es sustituida por una doble en
las escenas de culo, sino que recurre a unas prótesis. O sea, que sí es
ella, al menos, un poco.
En la otra esquina aparece ‘Babel’, del mexicano Alejandro González
Iñarritu, aparentemente, una película hipermoderna, redonda, bien
guionizada, mejor interpretada y con ínfulas de producto perfecto hasta
en los más pequeños detalles y, que sin embargo, puede dejarte en el
cuerpo la inquietante sensación de que por algún lado te han tomado el
pelo, una cierta sensación a trampa que no terminas de localizar. Y no
es tan sólo la radical ausencia de cualquier rasgo de humor a lo largo
y ancho de toda la película, imperdonable en un título tan realista. Es
eso y algo más aún por definir, sin llegar a extremos de calificarla de
«producto ideal para tercermundistas con todoterreno», como ha hecho
alguien.
En el medio, Borja Cobeaga, director donostiarra de raigambre gamberra
que con su corto ‘Éramos pocos’, se ha sacado una entrada para la noche
de las estrellas. Pues zorionak y que se suba a la ola.