Alberto Moyano
¿Te acuerdas de Amedo? Sí, hombre, aquel comisario o no sé qué que en
los ochenta estuvo implicado en algunos asuntillos de ‘guerra sucia’
–valga la redundancia–, que según se dijo se gastó un poco de los
fondos reservados en el casino de Donostia, que en los noventa
repareció para denunciar todo lo anterior y que siempre vestía unos
trajes que parecían hechos por el cerrajero. Pues ése. Ahora, el hombre
ha decidido reinventarse para reaparecer como escritor y ayer se juntó
con Eduardo Sotillos, Melchor Miralles y Ana Rosa Quintana en el debate
que ésta última conduce cada día (de labor) en su programa para montar
entre los cuatro el mejor entremés visto desde el siglo de Oro.
Magnífico espectáculo el de Sotillos, que reconocía salir en el libro
de Amedo, “pero sólo un poquito, de forma absolutamente colateral”,
aunque tal y como le recordaba Miralles él era el portavoz del mismo
Gobierno en el que trabajaba Barrionuevo; extraordinario el periodista
de ‘El Mundo’ al que todo eso de la conspiración contra el Ejecutivo de
Felipe González se la trae al pairo porque “lo que yo no he hecho ha
sido secuestrar a Segundo Marey ni matar a nadie”; y fuera de serie
Amedo, que en su estilo balbuceante y atropellado aseguró tener
testigos “insobornables” de todo lo que cuenta en el libro, pero que en
todo momento se negó a aceptar el término de cintas grabadas para
aferrarse a un extraño eufemismo. “Tengo testimonios electrónicos”,
repetía una y otra vez. Si no hubiera tantas cosas interesantes que
leer y la vida no fuera tan corta, me hubieran entrado ganas de comprar
el libro.