Alberto Moyano
Aprovechando que se publica hoy la sexta y penúltima entrega de las
aventuras de Harry Potter, la mañana invitaba a sumergirse en el mundo
de la magia, el ocultismo y los fenómenos extraños. Más que nada, para
ir ambientándose. Y ha habido suerte porque televisiones, periódicos y
radios llevan horas volcando sus trabajos especiales sobre el 23-F. Y
se puede constatar, por espeluznante que resulte, que veinticinco años
después aún hay quien encuentra la forma de decir tonterías inéditas
sobre el tema. Por ejemplo: si estás oyendo por la radio la transmisión
en directo de la investidura de un presidente del Gobierno y de repente
escuchas: “¡Quieto todo el mundo!”, “¡Al suelo, al suelo! ¡Todo el
mundo al suelo”!, seguido de varias ráfagas de metralleta, no parece
que haya que ser Acebes para deducir que se está produciendo una
especie de golpe de Estado. Pues bien, así se cuenta hoy en las páginas
de ‘El País’ cómo llegó la noticia a la redacción: “…el director
de ‘El País’, Juan Luis Cebrián, fue alertado por el
subdirector, Augusto Delkáder, para que escuchara en la Cadena Ser lo
que estaba ocurriendo en el hemiciclo. Cebrián, que había vivido en el
diario ‘Informaciones’ la noticia de la invasión de Checoslovaquia por
las tropas soviéticas, identificó el ruido de disparos como un golpe de
Estado”. Pues sí que es perspicaz el tal Cebrián. No extraña que haya
llegado tan lejos. Seguro que El hombre es capaz de saber con certeza
que alguien ha marcado con tan sólo escuchar en la radio el grito de
¡gooooool!