Alberto Moyano
Apenas unos días después de susurrar al oído de los accionistas cosas
tan bonitas como «duty free», «due diligence» o «power point», capaces
por sí solas de derretir a la junta más gélida, Iñaki Badiola llevó a
cabo anoche en el ‘Minuto noventa y tantos’ de Teledonosti el segundo
asalto en su estrategia de seducción de la Real Sociedad.
Y lo hizo recurriendo a las milenarias artes amatorias aprendidas en
China –o quizás en los cursillos para ejecutivos de banca–, en una
espiral que llegó a bordear lo tórrido: «Ésa es una pregunta muy
interesante», «qué inteligente es Andrea (hija del presentador y alumna
de chino mandarín desde hace un año» o «Me encanta, Tito, como
pronuncias due diligence», fueron algunas de fórmulas a las que
recurrió el candidato de Erreala Primeran.
Y lo que empezó como un capricho más o menos pasajero lleva camino de
convertirse en algo serio. «Es que esto es algo que hacemos de
corazón», recalca Badiola, quien para demostrarlo, ha anunciado que ya
no quieren comprar a la Real en condición de esclava sexual, sino que
prefieren seducirla, a base de conquistar a los pequeños accionistas
para que éstos le entreguen el club en buena disposición.
Todo esto parece fruto de una pesadilla bipolar. Así, siempre según
Badiola, la opción se plantea entre desaparecer por ruina económica en
ocho meses o comprarnos el estadio. Lo que se llama poner un pisito,
algo que no le habían propuesto a la Real ni en los tiempos en los que
lucía sus mejores turgencias y que, paradojas de la vida, se le ofrece
hoy en día, carne de Segunda, con el cuerpo flácido y la dentura
postiza.
Debe ser que el amor es ciego… y habrá que ver si también sordomudo.