Alberto Moyano

La última vez que se comentó aquí un poemario del escritor donostiarra Karmelo C. Iribarren la charla desembocó en una fenomenal polémica que se saldó con acusaciones de misoginia -al escritor-, amiguismo -a un servidor- y corporativismo -a buena parte de los participantes-, así como con la baja definitiva de la única interlocutora permanente que ha tenido el blog. Y el hecho de que el poema que provocó aquel caos no sea uno de los 180 seleccionados en esta antología parece apuntar a que la elección no fue excesivamente afortunada. Todo un éxito, vamos.

Con ese precedente, resulta imposible eludir la tentación de reincidir y, en este sentido, la reedición aumentada de ‘La ciudad-Antología 1985-2008’ (Editorial Renacimiento) la pinta calva.

Iribarren dice la ciudad y lo dice en el mismo tono que le daba Lou Reed en ‘Coney Island Baby’: “Recuerda que es un lugar divertido / algo así como un circo o una cloaca”. Por lo demás, el escritor continúa fiel a sí mismo, a sus temas y a su estilo, aunque éste último se vaya afilando con el tiempo. La primera edición del libro se agotó. La segunda sale ahora con 26 inéditos. Aquí van un par de poemas:

CALLE URBIETA, DEMOLICIÓN

Desde la acera
se ven
tres paredes de la cocina
y dos de un cuarto,
sobre éstas
incluso se distinguen las flores
del papel…
Y miro,
y no puedo evitar
imaginármelos:
haría sol;
vestirían la ropa de los domingos…
el pulso de él
al estampar la firma
frente al notario,
la felicidad,
todavía tensa, en un hilo,
de la mujer…

QUÉ RARA

Qué rara
suena
a estas edades
la palabra
amor.
La dices,
y no sabes
si te engañas
a ti mismo,
o a ella,
o él
a los dos.