Alberto Moyano

El sistema va solo, como un tren sin maquinista. Siempre ha sido así, pero hasta ahora disfrutábamos de la tranquilidad que da la ignorancia. Si el Congreso de EE UU no aprueba el plan de rescate la Bolsa primero baja y luego sube. Si lo aprueba, primero sube y luego baja. El resultado viene a ser el mismo.

La crisis financiera correrá a nuestra cuenta, como siempre. Lo que está en discusión es el formato en el que pagaremos. O abonamos el rescate que la banca exige para devolvernos a su rehén -el dinero circulante- o no volveremos a verlo con vida. Y no se le ocurra llamar a la Policía.

Es curioso comprobar a qué velocidad desaparecen de los discursos las referencias patrióticas -no digamos ya religiosas-  cuando lo que está en juego es el dinero. Cualquier estadounidense medio está listo en cualquier momento de su vida para darla en defensa de su forma de vida, pero de ahí a pedirle pasta para sufragarla hay un trecho insalvable. En el caso de los bancos, ni siquiera sabrían de qué se les está hablando.

Aquí, las cosas están aún más oscuras. Cuando Solbes dice que los depósitos bancarios de los ciudadanos no peligran esparce la inquietud. Siempre que embarcamos en un avión sabemos que no hay paracaídas para todos, pero no es necesario que nos lo recuerden. Por otra parte, el vicepresidente económico sabe una barbaridad, maneja unos conceptos complejísimos y dispone de datos sorprendentes. Huelga decir que todo esto no sirve para nada. En el caso de que, en efecto, los ahorros no peligren sería la primera vez que Solbes acertara una predicción.

De lo que disponemos en número ilimitado es de tertulianos. De todas las escuelas económicas e ideologías. Sin horario fijo. Si hoy, a las 15.05 (hora peninsular) Wall Street registra una pérdidas del 85%, un nutrido rebaño de expertos tardarán apenas unos minutos en confirmarnos que era lógico e inevitable. Si son las ganancias las que alcanzan el 90%, los mismos tertulianos aportarán el aparato teórico. Y lo más curioso es que en ambos casos lo harán con idénticos argumentos.