Alberto Moyano
“Obama tiene amigos terroristas”. Lo ha dicho Sarah Palin, candidata republicana a la Vicepresidencia de EE UU durante un mitin. Si la frase pretendía ser un feroz ataque contra el senador de Illinois hay que decir que pega en vacío.
A treinta años vista de las bombas colocadas por el grupo Weather Underground en protesta por la guerra de Vietnam, a siete de los atentados contra las Torres Gemelas y en vísperas del gran crack, otra cosa hubiera sido si hubiera atribuido a Obama amistades en el mundo de las finanzas.
Sarah Palin retuerce hasta el absurdo en una información de ‘The New York Times’ que vincula remotamente al candidato demócrata con un tal William Ayers, fundador del citado grupo en los setenta y hoy en día profesor de Universidad. De ser cierta la acusación de Palin, Obama era amigo de los terroristas cuando tenía ocho años, lo que diría mucho en favor de su precocidad política y en contra de la eficacia proselitista de Weather Underground.
En Europa las cosas son distintas. La antigua amistad de Otto Schily con los terroristas de la Baader Meinhof, a muchos de los cuales defendió ante los tribunales, no le impidió llegar a lo alto del Ministerio del Interior, puesto que, por cierto, ejerció con mano dura.
Y de aquí, para qué vamos a hablar, si los antiguos miembros de las distintas ramas de ETA han acabado desperdigados, unos como asesores de Interior, otros en plataformas cívicas, unos cuantos en cargos públicos que ya parecen vitalicios e incluso los hay que ejercen de analistas políticos desde insospechadas atalayas.
El fenómeno ideológico-migratorio incluye una larga lista de nombres ilustres, aunque pocos brillan con el fulgor de ese ex miembro de los Grapo, que a día de hoy, vive dedicado en exclusiva a la justificación y loa del régimen franquista a través de múltiples libros, artículos de prensa y conferencias.
Por cierto, ¿tiene amigos Sarah Palin?