Alberto Moyano

Medidas generales

1) Se prohibirán por ley las bolsas de valores. El principio que regirá esta medida será el mismo que impide comerciar con dinero falso o emitir al individuo su propia moneda.

2) En el caso de rechazarse la propuesta anterior, se prohibirá la compra de acciones y el acceso a los parqués a cualquier persona que no pueda acreditar un nutrido historial de antecedentes penales. Si no se suministra metadona más que a los heroinómanos, ¿por qué se iba permitir a las personas inocentes iniciarse en una actividad intrínsecamente delictiva?

3) Si tampoco el punto dos llega a prosperar, urge dotar a San Sebastián de su propia bolsa de valores, de cara a reforzar su candidatura a la Capitalidad Cultural Europea 2016. Una propuesta moderna no puede ignorar los efectos de la economía virtual sobre la vida de los individuos reales. En este sentido, las autoridades monetarias ofrecerán acciones en valores tanto seguros como volátiles, tipo Pasarela del Mompás, Tabakalera, San Telmo, nueva sede de Musikene, Orfeón Donostiarra, Cocineros Michelín, Convento de Santa Teresa o Y vasca. Cuáles son unos y cuáles otros es algo que sólo cada uno podrá decidir.

Medidas individuales

1) No juegue en Bolsa. Los pequeños inversores son el combustible que la máquina necesita para avanzar. Y no entiende de reciclajes.

2) No suscriba hipotecas con la mente puesta en una futura quiebra de la entidad bancaria. Volarán sus ahorros, su plan de pensiones y sus fondos de inversión, pero su hipoteca seguirá en pie, igual que sobrevivirán las cucarachas al invierno nuclear.

3) No ahorre. La experiencia demuestra que cualquier acumulación de capital, por modesta que sea, obtenida mediante el esfuerzo sostenido a lo largo de los años sólo tiene dos destinos posibles: o volatilizarse al socaire de la montaña rusa financiera o terminar dilapidada a manos de los herederos del titular de la cuenta.

4) No se acoja a planes de pensiones. Los bancos interpretan esta inversión como una demostración palpable de que a usted le sobra el dinero y se sienten legitimados para utilizarlo como fichas para las máquinas tragaperras.

5) Ignore las recomendaciones de los expertos. Ellos siempre lo hacen. Esta precaución les permite resucitar, como Ave Fénix, después de cada crisis.

6) Observe con detenimiento el estupor con el que las autoridades políticas contemplan la hecatombe financiera y evóquela mentalmente la próxima vez que le convoquen para elegir a “nuestros legítimos representantes democráticos”.