Alberto Moyano
Fruto de una larga entrevista con el escritor Russell Banks, se publica ahora ‘Soñando Amércia’ (Ed. Bruguera) en la que el autor de novelas sobre la clase obrera como ‘Aflicción’, ‘Deriva continental’ y ‘Como en otro mundo’, entre otras, ofrece su particular visión de la historia de Estados Unidos y reflexiona sobre la configuración del imaginario de este país. Aquí van unos extractos sobre el papel que, a su juicio, juega la televisión en su sociedad de su país y, por extensión, en cualquier otra.
“Si desde la infancia se dispone de televisor en el dormitorio y se ven tres horas diarias de programación televisiva, el hecho ha de tener algún efecto sobre la percepción de uno mismo, de la realidad y del mundo. De modo que cuando se habla de los estadounidenses jóvenes, se habla de personas cuyo sentido e la realidad se halla determinado en gran medida por una versión de la misma que, en el mejor de los casos, les llega muy filtrada y, en el peor, completamente distorsionada”.
“La publicidad no existe para que existan programas, sino que es al revés: los programas se emiten para que puedan difundirse por televisión anuncios de productos de consumo. En los años cincuenta, pues, permitimos que el vendedor entrara en nuestros hogares. Empezamos abriéndole las puertas de nuestros salones. Y entonces, transcurridos unos años, convertimos al vendedor en niñera de nuestros hijos. Ahora, ese vendedor ha entrado en sus dormitorios, donde pasan juntos tres horas todos los días”.
“Se trata de una situación muy peligrosa. Hemos colonizado a nuestros propios hijos. Tras quedarnos sin pueblos a los que colonizar, sin gente incapaz de distinguir entre abalorios y bisutería barata y objetos de verdadero valor, tras encontrarnos sin la posibilidad de endosar unas cuentas y unas hachas a cambio de la isla de Manhattan, hemos acabado por colonizar a nuestros hijos. Y ahora nos hallamos en un proceso de autocolonización. La vieja cerda se come a sus propias crías”.
“Estamos asistiendo al surgimiento de algo muy distinto, de algo que es nuevo en el mundo: una plutocracia fascista que domina a una población de consumidores sin capacidad de decisión, confusa, y de futuros consumidores”.