1) En materia de demolición, España siempre hace su trabajo hasta el
final. Por eso, si los republicanos se volvieron juancarlistas, no
sería de extrañar que los monárquicos acabaran trayendo la república.

2) Al grito de ¡Vivan las ‘caenas’! -de televisión, por supuesto-,
Pilar Urbano ha emprendido una campaña higiénico-publicitaria para
poner las cosas en su sitio. Y lo cierto es que está consiguiendo
agitarlas más aún. Sirva como ejemplo el hecho de que asegure
simultáneamente que las conversaciones con la reina se realizaron en un
clima de extraordinaria confianza y que, aunque ella no las grabó,
ignora si doña Sofía lo hizo. El caso ilustra el toque monstruoso que
alberga cualquier tipo de relación con la realeza.

3) Dice Urbano que lo que la reina pretende con este tipo de
declaraciones, confesiones, casi confidencias, es salir a la calle. No
ha dicho calle Génova, pero se sobreentiende.

4) Una hipótesis apunta a que, en vista de que Rajoy no termina de
culminar su viaje al centro, doña Sofía ha decidido salirle al paso,
emprendiendo una excursión por la derecha. Si finalmente se decide,
perderá algunos privilegios pero ganará en libertad de expresión. Sólo
necesita recoger sus opiniones bajo el título de ‘programa electoral’.

5) Otra hipótesis señala que la reina no hablaba como tal desde
palacio, sino -por paradójico que parezca- como ciudadana Sofía de
Grecia, desde la república de sus sueños, en plan Ikea.
Lamentablemente, este supuesto requiere hilar muy fino y no es ése
nuestro punto más fuerte.

6) A su majestad le encanta leer libros, pero al parecer no tanto las
galeradas. La versión más benevolente para con la reina defendería que
no leyó las pruebas del libro enviadas por Urbano. Tristemente, el
hecho de que le llamara para rectificar la expresión “mundana” referida
a Camila Parker-Bowles hace insostenible la hipótesis. Habrá que
acostumbrarse a la idea de a las más ‘profesional’ de la familia real
le cuesta verdadero esfuerzo serlo.

7) Los colectivos de gays y lesbi.anas ya han mostrado su disgusto.
Amenazan incluso con desterrar de su vocabulario expresiones de tanta
raigambre como “hasta luego, reina” o incluso “estás hecha una
reinona”. No se descarta un boicot activo a las manzanas Reineta.

8) Lo mejor para desfacer tamaño entuerto sería que la reina fuera
víctima casual del fenómeno ‘micrófono abierto’, recogiendo unas
espontáneas declaraciones sobre cuánto le gusta le ‘Espartaco’ de
Kubrick (por aportar una idea constructiva).

9) El episodio, se cual sea su desenlace, demuestra que Monarquía e
improvisación son términos antagónicos. El folio con el discurso sigue
siendo necesario -cada día más-, así haya que talar todos los bosques
de la tierra.

10) Conviene barajar la posibilidad de que la segunda edición del libro
de la periodista cambie su título por el de ‘La reina, explosivamente
cerca’ y su subtítulo por el de ‘Pilar Urbano vuelve a Palacio y se
despide para siempre’.