Alberto Moyano
Hace un par de meses, el grupo socialista en las Juntas Generales
solicitó la programación de una serie de actos con motivo del 50
aniversario de la muerte de Pío Baroja. Ahora, la diputada del PSE-EE
por Gipuzkoa Elvira Cortajarena ha pedido que el
Congreso inste al Gobierno a emitir un sello conmemorativo de esta
efeméride.
No sé. Un malpensado sospecharía que está en marcha un intento
socialista de fagocitar a escritor donostiarra, no tanto para arrimar
el ascua a su sardina –cosa bastante difícil– como para utilizarlo como
piedra arrojadiza contra los nacionalistas, bestias negras del afamado
autor y algunos de los cuales aún se ponen nerviosos hoy en día cuando
se les menta a Baroja, en realidad, a cualquiera de los Baroja.
Noble intento éste del socialismo vasco de reivindicar atentamente la
memoria del Don Pío, más aún teniendo en cuenta lo poco que le gustaba
este grupo político al escritor. “Se sospecha que los republicanos se
dejarán una vez más engañar por
los socialistas, que juegan con ellos como el gato con el ratón”,
escribía el hombre en la inédita ‘Miserias de la guerra’ que el jueves
se presenta en Donostia. Claro, eran otros tiempos, pero la sensación
es que detrás de todo esto, están por un lado los loables esfuerzos del
PSE-EE por salvaguardar la memoria de Pío Baroja y por otro, la
sospecha de que el escritor se pondría como la niña de ‘El exorcista’
si supiera que los socialistas piden un sello para conmemorarle.