1) Si una imagen vale más que mil palabras, la de PatxiLo en la cima del monte Betsaide que hoy reproducen los periódicos sería la sustituta natural, si no del programa electoral socialista, sí de las Bienaventuranzas y un par de cartas a los filisteos. Subido a una roca y rodeado de sus embelesados compañeros, no se sabe si el candidato socialista acaba de aterrizar procedente del más allá o tan sólo está a punto de ascender a los cielos. Lo único seguro es que está proclamando alguna buena nueva que se le ha ocurrido.
2) Aún faltan ocho días para que acabe la campaña electoral, pero PatxiLo ya es su incuestionable protagonista. El tema central no es quién ganará las elecciones, sino con quién demonios habrá pactado el hombre. El PP cree que tiene un acuerdo secreto con el PNV de Lizarra; El PNV, por el contrario, sospecha que López se ha juramentado con el PP y con UPyD; Ezker Batua lo tiene claro: hay un acuerdo entre socialistas y “el PP de la guerra de Irak”; y UPyD se teme una alianza de López con “el nacionalismo excluyente”.
3) El berenjenal ofrece al menos un par de lecturas: o PatxiLo es efectivamente ese candidato abierto, dialogante, multilateral y antidogmático capaz de llegar a acuerdos con todos o se trata de un arribista dispuesto a vender sus principios al mejor postor con tal de hacerse con la Lehendakaritza.
4) ETB1 ofreció ayer el primer debate electoral de esta campaña. Algunos candidatos que no dominan el euskera enviaron a sus sustitutos euskaldunes en la creencia, ingenuos ellos, de que lo nuclear de un debate consiste en debatir. Como quiera que todo se redujo a un ejercicio colectivo de autismo en el que los seis candidatos ejecutaron noventa monólogos en hora y media de programa, lo mismo hubiera dado que los cabezas de lista hubieran acudido a la cita prestos a leer unos textos redactados en euskera.
5) Para que nadie crea que carece de sentido del humor, Ibarretxe ha aclarado que no le importa en absoluto que las juventudes del PP repartan pegatinas en las que aparece como Míster Spock. En todo caso, la aclaración era innecesaria: en campaña, todo se reduce a encajar con una gran sonrisa. Otra cosa es cómo se ha tomado la bromita el propio tripulante de la ‘Entreprise’ y lo cierto es que está que sube por las paredes de la nave estelar.