Alberto Moyano
Igual que el conservadurismo británico de ‘Dios salve a la reina’ alumbró a las tribus punkies, la discreción donostiarra fabrica desinhibidos exhibicionistas. La instalación fotográfica que Spencer Tunick ha llevado a cabo esta mañana en el Kursaal se ha saldado con éxito gracias a los 1.200 nudistas que han desafiado al mal tiempo y al que dirán algunos. Y probablemente nada confirma tanto el carácter retroconservador de San Sebastián como el hecho de que hayan acudido tantos voluntarios. Es la espiral acción-reacción. La presencia de visitantes foráneos, bastante importante al parecer, ha servido para camuflar los cuerpos indígenas en el fragor de la batalla.
Por lo demás, una que vez que concluyan las sesudas reflexiones sobre los valores mediáticos o artísticos que encierra la instalación de Tunick, habrá que felicitar a la Fundación COFF porque mientras tantos saturan con el anuncio de lo que van a hacer, otros presentan hechos. Pues me alegro.