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Asier Manrique

El fotograma

'Pearl Harbor', Bay no es Cameron, ni Affleck es DiCaprio

PEARL HARBOR

Título original: Pearl Harbor

Año: 2001

Duración: 170 minutos

País: Estados Unidos

Director: Michael Bay

Guion: Randall Wallace

Música: Hans Zimmer

Fotografía: John Schwartzman

Reparto: Ben Affleck, Josh Hartnett, Kate Beckinsale, Cuba Gooding Jr., Alec Baldwin, Jon Voight, Tom Sizemore, Dan Aykroyd, Colm Feore, Cary-Hiroyuki Tagawa, Matthew Davis, Ewen Bremner, Jaime King, William Fichtner, John Diehl, Leland Orser,Tomas Arana, Jennifer Garner, Eric Christian Olsen, Sara Rue, Lindsey Ginter y Pat Healy

Productora: Touchstone Pictures / Jerry Bruckheimer Film

Género: Bélico / Acción / Romántico / Drama

Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Rafe y Danny crecieron juntos en una zona rural estadounidense y su larga amistad se mantiene cuando ambos ingresan como pilotos en las fuerzas aéreas. Rafe encontró en Evelyn, una valiente enfermera, al amor de su vida, pero pronto tuvieron que separarse, al ser llamado Rafe para servir en la Fuerza Aérea Británica (RAF) contra los alemanes. Mientras tanto, Danny y Evelyn son enviados a la base aérea de Pearl Harbor en Hawaii… (FilmAffinity)

14 años se han cumplido desde que Michael Bay trasladara al cine el ataque japonés sobre la base militar estadounidense en Pearl Harbor (Hawaii). Al contrario que ‘Tora! Tora! Tora!’ (1970), el filme de Bay no cuenta con la precisión histórica que requiere una cinta que narra hechos históricos de tal calado como este. El director toma como ejemplo el ‘Titanic’ de James Cameron, y pretende contarnos por medio de una historia épico-romántica lo que sucedió, aunque naufraga estrepitósamente. Michael Bay no es James Cameron, y lo deja patente. Tampoco Ben Affleck, protagonista de la cinta, es Leonardo DiCaprio, las comparaciones son odiosas.

Primer error, un guion lleno de topicazos, más centrado en ensalzar a los Estados Unidos que a narrar lo que ocurrió, sirviendo de moderna película propagandística. Las frases de los personajes de Franklin D. Roosevelt (John Voight) y Jimmy Doolittle (Alec Baldwin), caen en el ridículo absoluto. Memorable es la escena en la que Roosevelt se levanta de su silla de ruedas y pronuncia la frase “no me vuelva a decir que no se puede hacer” a uno de sus consejeros. Randall Wallace, autor de notables guiones como el de ‘Braveheart’ o ‘El hombre de la máscara de hierro’, nos deja para la posteridad estas 3 horas llenas de clichés lamentables y complicados de digerir.

Segundo error, el director. Michael Bay (la saga ‘Transformers’) es de esos directores que llenan sus películas de fuegos artificiales, muy bonitos, pero sin ningún sentido, ni coherencia por detrás. El director no profundiza lo más mínimo en la historia, sí en el romance, y nos deja su único momento de lucidez en las escenas de acción del bombardeo de Pearl Harbor y la Incursión Doolittle, con la que termina la película. Bay nos deja planos bellísimos (aviones sobrevolando las montañas hawaianas o el ataque sobre los acorazados del puerto) y un ritmo fantástico en esos momentos, pero nos quedan dos horas de película donde no es capaz de mantener el nivel. Michael Bay es experto en hacer caja con sus películas, pero las calificaciones que reciben sus películas en sitios web de prestigio como Rotten Tomatoes, y sus dos premios y tres nominaciones al peor director en los Razzie dejan clara su capacidad para narrar historias.

Tercer error, un casting donde ninguno consigue brillar, aunque casi todos tienen la excusa 1 y 2 como razones para dejarnos estas actuaciones olvidables. Actores como John Voight, el padre de Angelina Jolie, o Alec Baldwin están aquí relegados a soltar frases épicas, nada más. Podríamos añadir a la lista a Cuba Gooding Jr. (‘Jerry Maguire’), que interpreta al Oficial Dorie Miller, en un papel que deja en el espectador la sensación de ser un simple parche, para rellenar minutos de metraje.

Tampoco se libra el trío protagonista. Kate Beckinsale (saga ‘Underworld’) y Josh Hartnett (la serie ‘Penny Dreadful’) consiguen salvar en cierta manera su papeleta. Beckinsale es la más brillante de los tres, y a pesar del guion, nos deja una actuación salvable. Hartnett, aunque está ahí por su innegable atractivo, consigue mostrar más matices y empatizar mejor con el espectador que su compañero Ben Affleck, y es que él es el gran error del reparto de la cinta. Affleck se pasa toda la película con cara de estar oliendo a mierda, la misma cara durante las 3 horas de película, ocurra lo que ocurra. Mejor que se dedique a dirigir o escribir guiones y no a actuar, porque su limitada capacidad actoral está a la altura de nombres como Adam Sandler (’50 primeras citas’), siendo ambos asiduos en las nominaciones al Razzie.

Cuarto error, duración de la cinta y exceso de paja. Está bien que nos cuente una historia de amor y además nos de ciertos tintes históricos, muy pocos, pero la duración de la película es excesiva. Tres horas de película que se pueden dividir en tres bloques de una hora cada uno: historia de amor de Beckinsale con Affleck y después Hartnett, ataque a Pearl Harbor y finalmente la Incursión Doolittle. Cada una de las tres partes, narradas en ese orden, podría haberse reducido a la mitad, puesto que todas se hacen largas y aburridas, tediosas. El segundo acto, el del ataque a Pearl Harbor, es el más redondo de los tres, donde hay más material salvable, pero todo lo demás se resume en morralla, propaganda y clichés baratos y manidos de un director más preocupado por el continente que por el contenido de la película. Y finalmente tenemos un tercer acto irrelevante totalmente, Bay se extiende otra hora más para contar un acontecimiento histórico de pasada y para concluir, de la peor manera posible, la historia de amor que desarrolla en el primer tercio. Si la película se llama ‘Pearl Harbor’ centrémonos en eso y dejemos todo lo demás para otra ocasión.

Pero la película no se completa únicamente de errores. Entre los aciertos de ‘Pearl Harbor’ encontramos su banda sonora, de manos del maestro Hans Zimmer, o una exquisita fotografía, muy cuidada por parte de John Schwartzman. Las escenas de Beckinsale con las rocas y el mar de fondo, la escena que ella comparte con Hartnett entre los paracaídas o los mencionados planos de aviones sobrevolando Hawaii y Japón, son de una extraordinaria factura. En cuanto a la BSO, Zimmer nos presenta un trabajo sencillo, donde las piezas musicales son el acompañamiento de lo que vemos y no protagonistas de la cinta.

También hay que mencionar que una de las dos películas que esconde la cinta (historia de amor y la II Guerra Mundial) está conseguida, y es el triángulo amoroso AffleckBeckinsaleHartnett. Bay debió limitarse a vendernos una historia de amor, olvidarse del trasfondo de la guerra, porque, a pesar de Ben Affleck, esta parte de película guarda cierto interés, siendo la única que consigue transmitir algo de emoción.

Me gustaría desgranar la nota a la película, algo que no suelo hacer habitualmente. Le doy 1 punto a la historia de amor, 1 a las escenas de acción y los planos que Bay nos regala en estas escenas, y 1,5 a la música, y otros tantos a la fotografía. Esto da un total de 5 puntos, los otros 5 hasta el 10 los pierde por haber narrado de forma tan pueril y barata unos acontecimientos históricos de suma importancia en el transcurso de la II Guerra Mundial. Aunque me queda la sensación de haber dado una nota excesivamente generosa.

Lo mejor: las escenas de acción, la fotografía y la banda sonora.

Lo peor: Ben Affleck, Michael Bay, el tratamiento histórico y el guion de Randall Wallace.

Cine de ayer, hoy y de siempre en El Fotograma

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