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Asier Manrique

El fotograma

'La chica danesa', edulcorada, aunque necesaria

LA CHICA DANESA

Título original: The Danish Girl

Año: 2015

Duración: 120 minutos

País: Reino Unido

Director: Tom Hooper

Guion: Lucinda Coxon

Música: Alexandre Desplat

Fotografía: Danny Cohen

Reparto: Eddie Redmayne, Alicia Vikander, Matthias Schoenaerts, Amber Heard, Ben Whishaw, Sebastian Koch, Victoria Emslie, Adrian Schiller, Richard Dixon, Paul Kerry, Helen Evans, Michael Gade Thomsen y Alicia Woodhouse

Productora: Focus Features

Género: Drama / Romántico / Biográfico

Drama basado en la verdadera historia de una pareja de artistas daneses, Einar y Gerda Wegener. La vida de este matrimonio dio un giro cuando Einar sustituyó a la modelo femenina que su mujer, Gerda, tenía que pintar. Cuando los retratos resultan ser un éxito, ella anima a su marido a adoptar una apariencia femenina. Lo que comenzó como un juego llevó a Einar a una metamorfosis que puso en riesgo el amor de su esposa. (FilmAffinity)

Eddie Redmayne (‘La teoría del todo’) se mete en la piel de Lili Elbe, la primera persona que se sometió a una operación de reasignación de sexo. El actor británico construye un personaje frágil e inseguro. Trata con dulzura y delicadeza un papel muy arriesgado y que podría haber salido muy mal, pero del que sale airoso. Está nominado por segundo año consecutivo al Óscar al Mejor Actor, aunque esta vez no será el premiado.

Frente a Redmayne encontramos a Alicia Vikander, actriz sueca que participó en ‘Anna Karenina’ o ‘El séptimo hijo’. Vikander está más convincente que Redmayne, consigue escenificar mejor el proceso que sufre el personaje de Redmayne que el propio Redmayne. La evolución del personaje de Vikander es menos brusca, y en esos matices que aporta al devenir de su personaje, reside su éxito.

El potencial de ‘La chica danesa’ recae en narrar una historia poco habitual en el cine comercial, y que cuando se ha narrado se ha hecho desde la mofa, la burla y la falta de respeto. Todavía en el siglo XXI la homosexualidad, la transexualidad, y cualquier tema que se salga de los cánones “habituales” es motivo de escándalo, o incluso censura (como en el caso de Kuwait, Emiratos Árabes Unidos o Qatar con esta película), y es este el éxito de ‘La chica danesa’, llevar esta biografía al cine estándar. Se demuestra este choque que supone para muchos espectadores esta temática en que muchos se toman a risa la película, afortunadamente he visto la película en una sesión donde no había ningún ejemplar de esta clase de gente anclada en otra época.

El cine independiente tolera mejor estas temáticas, ejemplo de ello es ‘Laurence Anyways’ de Xavier Dolan (Yo maté a mi madre), película con la que guarda similitudes ‘La chica danesa’, pero aquella es mucho menos edulcorada que esta. La diferencia entre el filme de Dolan y el de Tom Hooper es que el primero no maquilla la situación y la dibuja de tal manera para que sea apta para un público masivo. El canadiense ofrece al espectador una película desgarradora, llena de verdad, mientras que ‘La chica danesa’ queda en una especie de cuento de hadas en la Europa de los años 20 y 30.

No niego la necesidad de contar este tipo de historias, pero es importante hacerlo mejor. Otro error en el que cae ‘La chica danesa’ es en el ritmo, muy mal llevado. El inicio resulta muy bonito, pero largo, mientras que el desarrollo se antoja excesivamente pausado, y el final, como no podía ser de otra manera, atropellado. Como ya he comentado, el personaje de Redmayne, la chica protagonista, sufre un cambio drástico, pasando a vivir en esa confusión propia de la situación que vive en cuestión de unos pocos minutos.

Pero no todo es malo en ‘La chica danesa’, ni mucho menos. La actuación del reparto, en todo su conjunto, es más que destacable. Del mismo modo, el tratamiento respetuoso de la realidad transgénero y la muestra de la visión científica sobre esta realidad, hace menos de 100 años, hace mucho menos todavía seguían igual, son dos de los grandes aciertos del filme.

‘La chica danesa’ te gustará si vas al cine con la mente abierta, si dejas los prejuicios en casa y estás dispuesto a visionar una historia que resulta incómoda a ratos. El inevitable tamiz edulcorado por el que pasa la película, de algún modo tiene que ser aceptable para Hollywood, tampoco es apto para todos los públicos, todo muy rosa, muy de pitiminí; prefiero la crudeza del cine independiente con estas temáticas. Finalmente, la fotografía es otro punto a favor de la cinta.

Lo mejor: actuaciones y aproximación para las masas de una temática muy poco tratada, y menos desde el respeto.

Lo peor: excesivamente edulcorada, muy de cuento de hadas.

Cine de ayer, hoy y de siempre en El Fotograma

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