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Asier Manrique

El fotograma

‘Florence Foster Jenkins’, la peor cantante de ópera por la mejor actriz

FLORENCE FOSTER JENKINS

Título original: Florence Foster Jenkins

Año: 2016

Duración: 110 minutos

País: Reino Unido

Director: Stephen Frears

Guion: Nicholas Martin

Música: Alexander Desplat

Fotografía: Danny Cohen

Reparto: Meryl Streep, Hugh Grant, Simon Helberg, Nina Arianda, Rebecca Ferguson, Neve Gachev, Dilyana Bouklieva, John Kavanagh, Jorge Leon Martinez, Danny Mahoney,Paola Dionisotti, David Menkin, Tony Paul West, Philip Rosch y Sid Phoenix

Productora: Qwerty Films / Pathé / BBC Films

Género: Comedia / Drama

Narra la historia real de Florence Foster Jenkins, una mujer que, al heredar la fortuna de su padre, pudo cumplir su sueño de estudiar para ser soprano. El problema era que carecía de talento, pero la gente acudía a sus recitales para comprobar si de verdad era tan mala cantante como decían los críticos. (FilmAffinity)

Diga lo que diga Donald Trump, Meryl Streep (Mamma Mia) ha sido, es y será la mejor actriz de la historia del cine. Puede que su imagen no se vuelva nunca icónica de una generación como la de Marlon Brando (Un tranvía llamado deseo), James Dean (‘Rebelde sin causa’) y Marilyn Monroe (‘La tentación vive arriba’), pero será siempre imagen del buen hacer y de la versatilidad en pantalla.

Meryl ya nos dejó hace unos años patente que sabe cantar y que lo hace bien. En ‘Florence Foster Jenkins’, en cambio, debe interpretar a la más terrible intérprete de ópera de la historia, la mujer que da nombre a la cinta. Entre el esperpento, la hilaridad y lo cómico, Meryl Streep (El Cazador) lleva a la gran pantalla uno de sus trabajos más logrados. La película podía haber caído en el más absoluto esperpento, pero el buen hacer de Streep consigue que caigamos rendidos ante la candidez, dulzura, inocencia y falta de talento de esta señora que enamora a la vez que hace pasar al espectador uno de los mejores ratos que puede haber pasado jamás en el cine.

Resumen bien dos de los personajes secundarios de la cinta al final de la misma la naturaleza de Florence Foster Jenkins. No canta bien, canta terrible, pero nos lo hace pasar tan bien que es con lo que nos quedamos. Ya me perdonarán sus fans, y si no lo hacen tampoco pasa nada, pero podríamos compararlo con Enrique Iglesias, canta fatal pero gusta a la gente y llena allá donde va.

En esta obra no se puede pasar por alto el gran trabajo de un Hugh Grant entregado a la causa. El actor británico da vida a ese gentleman que acompaña a Foster Jenkins y mueve los hilos para que sus sueños imposibles se cumplan. Grant logra que esa burbuja que ha construido alrededor de Jenkins envuelva a los espectadores. Queremos más, queremos más canciones, más gallos, más momentos cómicos y más dramas pasados por una pátina cómica que tan bien dominan los dos principales intérpretes de la cinta.

Así mismo, no desmerece el trabajo de Simon Helberg, en el papel del cándido, o no tanto, pianista de esta señora. Cuentan las malas lenguas que logró el trabajo no por su talento, sino por ser el único que no se reía mientras Jenkins interpretaba sus canciones. Esta versión puede ser muy cierta porque el pobre pianista no volvió a trabajar con nadie tras la muerte de la diva de la ópera.

La historia está contada con suma sencillez y envuelve en un montón de purpurina la triste historia de una mujer que vivió toda su vida engañada, sin oído musical alguno y con más intención que capacidad. Una intérprete que arrasó en vida y, posteriormente, con un disco en el mercado y llenando recintos tan emblemáticos como el Carnegie Hall de Nueva York, el sancta sanctorum de la música en la capital neoyorquina. Una mujer que logró lo imposible, acercar un estilo de música “para élites” al pueblo llano, aunque fuera a costa de convertirse en una caricatura y producir ataques de risa eternos.

La película merece tanto la pena que lo voy a resumir en un “hay que verlo”. Merece la pena por el buen hacer de Streep y Grant. Merece la pena porque esa risa se contagia al instante. Merece la pena porque es un cuento de hadas, como los que de niños tanto nos gustan, pero llevado a una mujer en los últimos meses de su vida. ‘Florence Foster Jenkins’ es maravillosa.

Lo mejor: el derroche de talento y entrega de Meryl Streep y Hugh Grant.

Lo peor: cuesta elegir, pero, echo en falta más minutos musicales de la señora Jenkins.

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